Siestario

Pabellón de Argentina, Bienal de Venecia 2025.

Fotografía Federico Cairoli

Al entrar en el Pabellón Argentino, el tiempo no avanza ni se detiene. El aire refresca, la luz se vuelve sutil, distante. El espacio invita a la pausa, a la detención. El silencio es denso, pesado, y en él se diluye el tiempo o, mejor dicho, el tiempo parece quedarse ahí, atrapado en un instante. Una interrupción del devenir dentro del ritmo de la Bienal, un espacio donde el cuerpo se desliza hacia la somnolencia. La siesta, ruptura momentánea de la rutina, se resignifica como acto de suspensión, no es la quietud del cuerpo, es la quietud toda, una oposición al ritmo acelerado y a las demandas productivas. El pabellón como una experiencia colectiva de ocio: un refugio.

Fotografía Federico Cairoli
Fotografía Federico Cairoli

A lo largo de la sala, un silo-bolsa, inflado y extendido, invade el espacio, descontextualizado de su función original, conserva su esencia mientras resignifica su propósito. Su presencia, surreal y extraña, evoca un resto de otra realidad: un vestigio de la economía argentina, un fragmento suspendido en la memoria. El silo se convierte en soporte para el sueño; un colchón de plástico blando, inmóvil, donde los cuerpos se hunden. En el mismo acto de descansar, comienza un tránsito hacia el sueño, hacía un tiempo otro, indefinido. En ese estado, lo onírico impregna el espacio: los deseos ocupan las paredes, se filtran entre los cuerpos, se suspenden en el aire. La atmósfera se transforma en paisaje, lo posible y lo incierto coexisten en lo indeterminado.

Fotografía Federico Cairoli

Proyectores cuelgan del techo, dispersos en la oscuridad, proyectando imágenes difusas, como una niebla que se desliza sobre el lugar. No se percibe una lógica exacta, no hay un orden obvio que rija su secuencia. Son destellos fugaces, apenas perceptibles, que se mezclan; susurros frágiles sucediéndose. Son sueños: recuerdos, ambiciones, deseos de algo que no ocurrió, de algo que siempre está por suceder.

Fotografía Federico Cairoli
Fotografía Federico Cairoli

Dibujos, maquetas, renders o fotografías conversan en un flujo aleatorio: lo que somos, lo que deseamos ser o lo que no somos. Dispersos, erráticos y acumulados, no responden a un tiempo lineal, son huellas de ideales y ambiciones de una memoria en construcción, dentro de una base de datos atemporal, fragmentada. Lo individual se desvanece: los arquitectos y artistas han sido absorbidos por el conjunto, diluidos en lo colectivo.

Fotografía Federico Cairoli

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