Otros dos factores clave determinan la posición de la vivienda: primero, la cota de inundación de la zona obliga a la vivienda a elevarse un metro veinte por sobre el nivel de calle; y segundo, la necesidad de mantener distancia de la senda peatonal para garantizar cierto grado de privacidad.

Los programas se organizan en una grilla de nueve cuadrantes, superpuesta en dos niveles: el primero dispone los usos sociales, mientras que el segundo está destinado a los espacios más íntimos.

En planta la grilla se manifiesta por el propio soporte estructural de perfiles normalizados, dejando una lonja de acceso a un lado, articulada por una secuencia de rampa, una serie de espacios semicubiertos y un patio. 

Estos últimos tienen iguales dimensiones y se singularizan solo por su relación con el exterior, permitiendo que los usuarios se apropien y transformen libremente el espacio. 

El hemisferio frontal se relaciona con un jardín contenido y sereno, que media la relación con la ciudad. Por su parte, el hemisferio trasero se vincula con un jardín de fondo más activo, donde se encuentran la piscina y las áreas de esparcimiento exterior.

La planta superior hace uso del apoyo que le propone la grilla inferior para disponer una caja muraria de mampuestos, logrando mejores registros de eficiencia energética, acondicionamiento térmico, acústico y un mayor grado de intimidad para los ambientes de uso más privado.

Por encima de los sanitarios de planta baja se disponen los aseos de planta alta, en el cuadrante opuesto el patio de planta baja se extiende hacia arriba dando lugar a un paño vidriado que aporta luz natural al vacío central. 

La escalera se complementa con una pasarela que vincula el sector de dormitorios secundarios al frente, mediados por un espacio de juegos, y el del dormitorio principal, vestidor y terraza privada al contrafrente.