


El proyecto se resuelve como una serie de volúmenes independientes que emergen del terreno empinado. El recorrido entre esas piezas va revelando distintas cualidades de los espacios y del paisaje subtropical. Hacia el fondo, un gran volumen se envuelve con un alto brise-soleil de ladrillos recuperados, fragmentado y editado de diversas maneras para filtrar la luz hacia el interior.


Al comienzo del trabajo se rescataron ladrillos y piezas de terracota de una fábrica local en desuso. Muchos de esos materiales eran piezas refractarias de arcilla o cerámicas utilizadas en metalurgia. Estos elementos singulares se incorporaron a la casa como muros exteriores, columnas, revestimientos y pisos.


La vivienda explora ideas sobre la reutilización de materiales, la convivencia multigeneracional y el habitar en clima subtropical. Incluye un gran sistema fotovoltaico, lastre de cubierta reciclado, tanques de recolección de agua de lluvia de gran escala, cielorrasos de maderas duras recuperadas, alta inercia térmica, además de evitar el uso de plásticos, pinturas y terminaciones o accesorios innecesarios. Un estanque-pileta ofrece alivio frente al calor subtropical. A su vez, la planta baja nivelada, un ascensor sencillo y un baño accesible acompañan las necesidades de familiares mayores o con movilidad reducida.

En el espacio principal, una biblioteca íntegramente resuelta en carpintería suspendida del techo guarda la colección de libros de historia del cliente. Una estructura de techo en forma de zigurat filtra la luz solar desde arriba. La biblioteca busca equilibrar la intimidad del estudio con amplias vistas hacia el paisaje y la ciudad. Al exterior, hacia el fondo, una gran terraza se abre a la pileta de carácter casi de estanque, que se eleva sobre el terreno como un cilindro autoportante.

