Tramo es un restaurante situado en los antiguos locales industriales de un taller mecánico. La gran nave de comienzos de los años 50 está formada por esbeltas cerchas de hormigón y cable de acero que le dan el protagonismo a todo el espacio. El objetivo principal de la intervención consistió en mantener la estructura de la cubierta intacta y ponerla en valor, evitando que las instalaciones o cualquier otro elemento pudiera ensuciarla. Para ello, la climatización se distribuye por debajo de los bancos corridos, formados por los propios conductos cerámicos que van dejando salir el aire por agujeros abiertos irregularmente debajo de los comensales, funcionando como plenum.
Desde la nave principal se abre un gran lucernario corrido en la cubierta que permite la entrada de luz natural y la vista del jardín que se ha creado en uno de los laterales. El acceso principal utiliza la antigua entrada en rampa al garaje mecánico, pasando por la cocina abierta y dejando al otro lado de ella la salida de emergencia que atraviesa los baños.
Se establecieron dos órdenes: por un lado el del contenedor existente, con una geometría ortogonal; y por otro el contenido nuevo, de diseño orgánico y de distintos niveles, con el fin de generar situaciones, ambientes y puntos de vista diferentes. Desde todos los niveles se mira al corazón del espacio: la cocina. Al estar situada en la parte más baja de ese anfiteatro, le disputa el protagonismo a las cerchas.
Todos los materiales utilizados provienen de la bioconstrucción y se descartaron los elementos tóxicos para el entorno. Los elementos constructivos del espacio previo se reutilizaron, dándoles una segunda vida. Toda la madera del local fue aprovechada para fabricar los respaldos de los asientos, puertas y frentes de los baños.
Desde el punto de vista energético, TRAMO es un restaurante autosuficiente y es también un espacio PPA (Power Purchase Agreement), es decir, que genera energía verde y vende el remanente gracias a los paneles fotovoltaicos dispuestos en la cubierta del local.
El espacio se climatiza a través de un sistema de aerotermia. Una serie de pozos provenzales, instalados en la capa superficial del subsuelo, permiten aprovechar la temperatura de la tierra y generar un clima natural dentro del local.
Además, se incorporó un sistema de nebulización que permite manejar de manera natural la temperatura y la humedad del restaurante. El agua de este sistema logra humectar el espacio y regar la vegetación del local. Por otra parte, el espacio cuenta con diferentes sistemas de reutilización del agua de la lluvia, de los lavamanos y de la humedad de la tierra.
El confort acústico se logra gracias a unos paneles de lana reciclada y prensada bajo la cubierta, que amortiguan el ruido y ayudan a mitigar la reverberación de la nave. Dicho material es producido con materiales textiles recuperados y un consumo mínimo de energía en el proceso de fabricación.