La forma de la casa de la calle Quintana se corresponde con la presencia de dos árboles muy antiguos: un roble, ubicado en la mitad del terreno, y un plátano de gran porte situado en el fondo del lote.
Para contener el roble era necesario contemplar un vacío de grandes dimensiones, lo que planteó dos soluciones posibles: una casa compacta y densa sobre la calle, seguida de un jardín, o bien un proyecto de una plantaexpandido en el suelo, que intercalara espacios interiores y exteriores, patio y jardines.
Finalmente, el proyecto desarrolla una estrategia intermedia. Acumula programas en dos niveles orientados al sur, y dispone un patio al noroeste de alta exposición al sol, en el que los dormitorios, las áreas de estar y dos galerías comparten espacio con el antiguo roble y una pileta cuadrada.
La primera de las galerías oficia de acceso y recorre todo el terreno. Al mismo tiempo, organiza el paso hacia los dormitorios, provee un espacio de sombra parcial junto a la pileta, la cocina, el estar, y concluye en el jardín que rodea toda la casa, separada de medianeras y vecinos mediante patios pequeños y abundante vegetación.
En el primer piso, el dormitorio principal se sitúa orientado hacia el jardín, mientras que las dos habitaciones individuales se orientan hacia el frente del lote.
En la esquina norte, la segunda galería acerca la casa al exterior. Está ubicada en coincidencia con la diagonal del lote, que conecta los dos árboles y, a modo de paisaje circundante, concentra todos los sitios que recorre la galería de acceso.–