
Inaugurado en 2024, el KinderKunstLabor se consolidó rápidamente como una institución cultural dedicada a niños y jóvenes, reconocida por su tipología inusual y por un proceso de desarrollo profundamente participativo, que ha despertado interés a nivel internacional. El edificio se ubica en St. Pölten, capital de la Baja Austria, una ciudad de poco menos de 55.000 habitantes situada a unos 60 kilómetros al oeste de Viena.



El proyecto propone un acercamiento al arte contemporáneo desde la experiencia directa. A través de talleres y exposiciones con artistas internacionales, niños y familias exploran distintas formas de producción artística —videoarte, fotografía, pintura, arte sonoro, instalaciones y performance— en un entorno pensado específicamente para un público de hasta doce años, sin distinciones sociales o educativas. Lejos de funcionar como un museo tradicional, el edificio se concibe como un laboratorio abierto, accesible y sensorial, donde el juego y la curiosidad ocupan un rol central.


Uno de los aspectos más singulares del proyecto fue la incorporación de un Consejo Asesor Infantil, integrado por grupos de jardín de infantes y escuelas, que participó activamente en el diseño de los espacios interiores, las áreas expositivas y el parque. A través de procesos de co-creación, niños, arquitectos y artistas intercambiaron ideas de manera continua, dando lugar a una arquitectura sostenible, ambiciosa desde lo estético y ajustada a las necesidades reales de sus usuarios más jóvenes.


La huella del edificio adopta una geometría triangular, con lados levemente plegados hacia el interior y esquinas achaflanadas, lo que genera un motivo hexagonal recurrente en el interior. Aunque inicialmente se pensó como una estructura íntegramente de madera, el sistema fue reformulado por razones técnicas y económicas. En colaboración con ingenieros estructurales, se desarrolló una solución basada en un núcleo central de hormigón que funciona como un “tronco”, del cual parten seis “ramas” que distribuyen las cargas del edificio.


Este núcleo concentra los principales espacios programáticos y organiza la circulación vertical mediante una escalera helicoidal que asciende en espiral hasta el último nivel. Más que un elemento de paso, esta escalera se convierte en un espacio activo, con áreas para jugar, trabajar, producir y exhibir, conectando el acceso con las salas de exposición y los laboratorios interiores y exteriores. El laboratorio exterior, de dos niveles, aparece envuelto por una piel de listones de madera que recorre todo el edificio y genera la sensación de flotar entre las copas de los árboles del parque.

La fachada de madera actúa como un filtro que regula la luz natural y las vistas, produciendo un marcado juego de luces y sombras en el interior. Detrás de ella, una trama de carpinterías de madera estructura las superficies vidriadas. En conjunto con el hormigón visto y la estructura metálica, la madera aporta una atmósfera cálida y acogedora, tanto en los espacios interiores como en los exteriores.


El edificio se organiza en cuatro niveles. En la planta baja se ubican el foyer de acceso, un área de juegos interior y una cafetería. Los dos niveles intermedios albergan las salas de exposición y los laboratorios, mientras que el nivel superior concentra oficinas y una biblioteca, en un ámbito más íntimo. La disposición interior prioriza la flexibilidad y la interacción, permitiendo que los espacios se abran o se subdividan según las actividades. Ventanas circulares ubicadas a la altura de la mirada de los niños funcionan como elementos lúdicos y facilitan la orientación.

Por su forma y su implantación, el KinderKunstLabor se convierte en un nuevo hito urbano en el recorrido que conecta el centro histórico barroco de St. Pölten con el distrito cultural. El edificio se emplaza en el extremo noroeste del Altoona Park, integrándose con la vegetación existente, entre la que se destaca una gran secuoya. El parque incorpora esculturas y dispositivos lúdicos de artistas internacionales, zonas de agua y espacios de juego, consolidándose como un ámbito recreativo y cultural abierto a visitantes de todas las edades.

