El nuevo jardín de infantes se organiza en un sistema de volúmenes sólidos y vacíos aparentemente desconectados, pero unificados por una gran cubierta a dos aguas que define la huella de la escuela. Este diseño genera una serie de espacios intermedios que actúan como umbrales entre el interior y el exterior.
El proyecto consiste en la construcción de un nuevo jardín de infantes, como parte de un complejo educativo en Sforzacosta, distrito de Macerata, Italia. El establecimiento fue planteado por el estudio BDR, busca en sí mismo transformar las limitaciones del contexto en oportunidades, una de ellas fue la reducida superficie del terreno que gracias a ellas se surgieron nuevas soluciones tipológicas y constructivas.
La articulación de los espacios se hace evidente en los puntos de transición, en estos espacios de transición entre las aulas, varios elementos arquitectónicos. El edificio genera espacios para contener a familias, niños, profesores y educadores, junto con un taller de música, un taller sensorial para explorar olores y sabores y una biblioteca. La organización planimétrica se configura como un sistema fluido de espacios que soportan las aulas, siguiendo la idea de un modelo educativo que va más allá del límite físico del aula.
La transparencia de la fachada permite el ritmo regular de los soportes verticales visibles desde el exterior. El retranqueo de fachada, resultante de la rotación de los volúmenes, crea generosos espacios cubiertos que también contribuyen al funcionamiento pasivo del edificio. Los espacios exteriores se reconfiguran totalmente, conectando los diferentes edificios escolares y definiendo una nueva relación orgánica entre el nuevo campus y el barrio circundante.
Con materiales totalmente reciclables y un impacto energético casi nulo, este proyecto se integra en una iniciativa de la Fundación ABF Andrea Bocelli, en colaboración con el Ayuntamiento de Macerata, para abordar la falta de espacios educativos en la zona.
