
El proyecto del Pabellón temporal con cuatro aulas se desarrolla en una sola planta. El edificio hace uso de su ubicación en el parque público de Prazquéron y ofrece espacios con doble orientación y accesos directos al exterior. Las fachadas vidriadas permiten una conexión visual inmediata con el parque y aportan una luminosidad que favorece las actividades escolares. Además, una galería envuelve al edificio, actuando como espacio intermedio entre el interior y el exterior durante el invierno, mientras brinda protección solar en verano.


Proyectado en tres meses y construido en dos, el pabellón aborda la urgente necesidad de responder al crecimiento demográfico del pueblo. El sistema de construcción, realizado con elementos prefabricados de madera que pueden montarse de forma rápida y sencilla, permite desmontarlo, reconfigurarlo o reciclarlo con un mínimo de desechos. Aunque el edificio tiene carácter temporal, la atención está puesta en generar espacios pedagógicos cómodos y de gran calidad, cuestionando las soluciones tipo contenedor que con frecuencia se adoptan en este tipo de proyectos.

Al integrar una escuela infantil y una instalación capaz de articular diversas actividades, el pabellón deviene en un activador social en el corazón de un lugar que, antes, daba prioridad al uso individual y contemplativo del parque.


La configuración simétrica de los espacios brinda una transparencia material que recorre los ejes principales del edificio. En ciertas áreas, la madera está tratada como superficie acústica y, en otras, como mobiliario de guardado en las paredes. El efecto de conjunto queda puntuado por la gama de colores suaves del suelo, variando según la función específica de cada espacio. El color rojo, presente tanto en la carpintería interior como en la fachada, unifica el pabellón con el color emblemático del pueblo.
