
Ubicada en el barrio residencial de Vicente López, en la Provincia de Buenos Aires, la casa se desarrolla como un volumen autónomo y compacto, con una fachada en la que prevalece el vidrio gracias al retiro de las columnas hacia el interior.

La decisión estratégica de despegar el volumen de las medianeras y de sostener una transparencia homogénea permitió implementar una casa contenida por su propio jardín y, de esta manera, expandir la planta baja de modo que establezca un diálogo con la vegetación.


Hacia el primer piso la experiencia cambia. Los espacios adquieren un carácter más íntimo, con vistas tamizadas por la madera. El diálogo con el exterior está enmarcado por las copas de los árboles añosos que contienen el terreno y que, en el juego con el follaje, modulan la luminosidad y la transparencia de los ambientes.

En el último nivel, la volumetría se vuelve etérea: el perímetro vidriado permite, una vez más, que la vegetación cobre protagonismo al emerger de la superficie de retiro ofreciendo una vista extensa del cielo y de la plenitud de los árboles.
