El Elefante Blanco, que en 1923 estaba destinado a ser el hospital más grande de América Latina, era desde hace años un edificio abandonado. Su estructura, inconclusa, en avanzado estado de deterioro y sin capacidad de refuncionalización, estaba ubicada en Ciudad Oculta, del barrio de Villa Lugano al sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El edificio se alza paralelo a la calle, creando un nuevo frente urbano y ofreciendo una planta baja accesible que aloja un auditorio y espacios comunes.
Tras la realización de una serie de estudios, se definió la demolición total de la estructura y el desarrollo de un proyecto para alojar el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat junto a espacios públicos recreativos a escala metropolitana en el mismo predio.
El proyecto para el nuevo edificio consta de un único volumen de tres niveles que se alinea con la Avenida Luis Piedra Buena, creando así una fachada institucional continua que recompone la silueta fragmentada de la avenida.
Teniendo en cuenta que el predio presentaba algunas complejidades –relocalizaciones, demoliciones, entre otras– el proyecto se resolvió en tres módulos pensados para ser ejecutados en una, dos o tres etapas. Cada módulo posee núcleos propios y la posibilidad de funcionar de forma autónoma.
El edificio de planta libre se articula en tres niveles destinados a oficinas (tipo action office con despachos independientes para directivos), una planta baja con programas diversos (comedor, salón de usos múltiples, auditorio, banco, etc.), un subsuelo de servicio, y una terraza verde que funciona como expansión del comedor, ubicado en la azotea, y como mirador de la ciudad.
La estructura del proyecto es de hormigón armado a la vista. Las plantas se resolvieron con entrepisos sin vigas, exceptuando la de la planta baja, donde se duplica la luz para permitir el correcto funcionamiento público del acceso. Allí se utilizó un sistema estructural basado en vigas invertidas con losa expuesta sobre planta baja.
Las fachadas del nuevo Ministerio se definen con balcones corridos, que hacia el norte y el oeste son más profundos. Los balcones son de hormigón y poseen dispositivos de protección de estructura metálica y metal desplegado; y todas las carpinterías son de aluminio de piso a techo.
Asimismo, cuatro patios intercalados en cada planta ofrecen expansiones semicubiertas. Los interiores, diáfanos y flexibles, fueron resueltos en tonos grises y madera. La franja central de la planta se destinó a sanitarios, ascensores, escaleras y salas de reuniones, con límites definidos por superficies vidriadas y opacas. Los solados utilizados requieren bajo mantenimiento: en las oficinas se instaló un piso técnico vinílico; en los sanitarios, mosaico granítico; en subsuelo y escaleras, cemento alisado; en planta baja, mosaico granítico con terminación rústica en exterior y pulida en interior.
Dada la escala y las características del edificio, el proyecto propone un consumo energético racional. Las fachadas poseen un sistema DVH y película reflectante; la azotea cuenta con un sistema de recolección de agua de lluvia y una gran terraza verde; los balcones funcionan como aleros que constituyen un sistema pasivo de protección solar; la iluminación general es tipo LED; y el estacionamiento al aire libre está situado sobre superficie drenante.