El nuevo jardín y la guardería se articulan a partir de un gran patio interno central, que se abre de par en par hacia la gran explanada de acceso. Emplazado en un entorno de construcciones heterogéneas, el edificio se consolida como un bloque macizo en el tejido urbano.
El proyecto se divide en dos niveles. A la altura de la calle se encuentra el acceso, que se vincula con el patio. Este último, además de ser un espacio recreativo, contiene guardarropas, una escalera y opera como punto de distribución y orientación para los chicos dentro del edificio. Los ejes visuales de las salas hacia el vestíbulo interior aumentan la sensación de punto de encuentro del patio central.
Las ventanas internas, con distintas proporciones y dispuestas a diferentes alturas, conectan los diversos espacios interiores.
Las aulas de la guardería, compuestas por sectores de juego y descanso y salas de usos múltiples, se emplazan en el piso superior. Las aulas cuentan con diversos nichos de juego y áreas para escalar que se integran al mobiliario. Todas las salas se encuentran orientadas al norte y al este, mientras que los sectores de servicios y la cocina se encuentran orientados hacia el oeste.
Dos escaleras secundarias, que complementan la circulación principal, distribuyen los flujos circulatorios hacia los laterales y vinculan las aulas.
El edificio, completamente revestido en madera, busca generar ambientes cálidos y amigables para los niños. La fachada está compuesta mediante una serie de listones que aumentan de densidad cuando rodean una ventana. Las zonas donde los listones están a mayor distancia contienen detrás las ventanas de las zonas secundarias. La cubierta cuenta con una gran claraboya que ilumina cenitalmente el patio central y es visible desde los distintos salones.