Insectarium

Kuehn Malvezzi propone un recorrido inmersivo a través de laberintos y salas sensoriales que nos introducen en el mundo de los insectos.

Fotografía James Brittain

El distrito Espace pour la vie engloba a cinco instituciones que constituyen el mayor complejo de Museos de Ciencias Naturales de Canadá: Insectarium, Biodôme, Biosphère, Jardin botanique y Planétarium Rio Tinto Alcan. Tiempo atrás, surgió la iniciativa de renovar el conjunto de los edificios para transformar la relación entre los visitantes y la naturaleza, además de favorecer experiencias más didácticas.

Fotografía James Brittain

Tras un proceso de diseño y construcción que se extendió durante siete años, finalmente abrió sus puertas el nuevo Insectarium. El edificio dispone de diversas colecciones de insectos disecados, un laberinto sensorial inmersivo, un jardín para mariposas, un taller, distintos hábitats para insectos y una zona de producción.

La propuesta surgió del análisis de cuatrocientos museos, invernaderos y distintas tipologías arquitectónicas destinadas a la categorización y exposición de la naturaleza. A diferencia de los museos diseñados para contener exposiciones y muestras itinerantes, el concepto curatorial del Insectarium y su expresión museológica se mantienen en la propia arquitectura del edificio. El recorrido, coreografiado con precisión, disuelve las divisiones entre lo humano y lo natural mediante exposiciones sin barreras y experiencias sensoriales inmersivas.

Subsuelo
Planta baja

La experiencia comienza y culmina con un paseo por el Jardín de Mariposas, un espacio que difumina la división entre el interior y el exterior del edificio, al tiempo que proporciona los primeros encuentros con la vida de los insectos, que se transformará durante el resto del recorrido.

Fotografía James Brittain

Al atravesar el vestíbulo comienza la experiencia inmersiva, denominada “metamorfosis sensorial”. El laberinto conduce a los visitantes por un camino curvo y descendente con paredes inclinadas. El recorrido está diseñado para desestabilizar nuestra percepción, ya que se aleja de los entornos espaciales conocidos por los humanos.

Fotografía James Brittain

Seis salas imitan la vista, el sonido y el movimiento de los insectos: “Un ojo, muchas facetas”, simula la visión pixelada de una mosca; “Buenas vibras” amplifica las vibraciones de la sala para reflejar la sonoridad de los saltamontes; “De hoja en hoja” es un recorrido de palos escalables, que simula el equilibrio de un mosquito sobre una hoja. “Apretón”, por su parte, imita la resistencia de las cucarachas; “El mundo en UV” reproduce la visión ultravioleta de una abeja, mientras que “Paseo por el techo” pone el mundo al revés.

Fotografía James Brittain

Tras experimentar las seis salas, los visitantes finalmente se encuentran con insectos vivos en la Galería Tête-à-tête. Seis cajas de observación, hechas a medida, aíslan a los visitantes del exterior y ofrecen una visión cercana de las distintas especies.

Vistas
Cortes

Al salir del subsuelo se accede al invernadero, espacio que cuenta con un recorrido en  pendiente gradual que progresa a través de una serie de microclimas que sustentan la vida de diversas especies de plantas e insectos. Muchos de ellos, como las mariposas y las orugas, se mueven libremente por el espacio.

Fotografía James Brittain

En el centro del edificio está ubicado el taller creativo, donde tienen lugar presentaciones, debates, conferencias y actividades para adultos y niños. Sus muros de cristal permiten vislumbrar el vivero y la zona de producción y, más allá del Insectario, el jardín botánico exterior.

Fotografía James Brittain

Para que el edificio sea realmente simbiótico con sus habitantes y visitantes, incorpora una serie de principios bioclimáticos. La forma escalonada de la cubierta está orientada hacia el sur, lo que permite que las zonas de invernadero aprovechen durante el mayor tiempo posible el asoleamiento natural durante todo el año. Asimismo, los sistemas mecánicos avanzados permiten que gran parte del calor generado en los invernaderos se recupere y se redistribuya, calentando el resto del edificio.

Fotografía James Brittain

Por otra parte, las zonas subterráneas aprovechan la masa térmica de la tierra para estabilizar las variaciones de temperatura y maximizar el aislamiento del edificio. El proyecto se complementa con una serie de sistemas adicionales, como persianas textiles, pozos geotérmicos para las persianas motorizadas y circuitos para la recuperación del agua de la cubierta.

Fotografía James Brittain

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