La distribución parte de la lógica de que todas las unidades cuenten con buena vista al mar, lo que se resolvió colocando todas las habitaciones en un mismo sentido, tanto las que se encuentran frente al mar con el aventanamiento en el lado menor y las habitaciones laterales en el lado mayor, para que dispongan de una vista en escorzo.
Unificando programas hacia el exterior, se procuró que todas en todas las circulaciones el visitante estuviese en relación directa con el exterior. Se definió una única unidad de habitación; al baño se sumó una kitchenet que, según la orientación, solo modifica el programa de apoyo, logrando una variación de relaciones internas en la propia habitación, así como en las relaciones generales. Se trató de llevar a cabo un replanteamiento claro, una volumetría sin disonancias y una fachada tipo contenedor capaz de diluir la ubicación de habitaciones, baños y circulaciones, en una calle donde los chalets “californianos” exhiben con dignidad su esplendor de los tiempos pasados.—