La emergencia habitacional en España se ensaña con los centros históricos. Los problemas preexistentes de gentrificación y turistificación desbordada se agravan con la irrupción de la pandemia y el confinamiento. Vivir dignamente en un barrio caminable, diverso y equipado, se vuelve cada vez más inalcanzable para el común de las personas, quienes precisamente dotaron de vida y personalidad a los centros urbanos. Para democratizar el acceso a la vivienda en los tejidos compactos es necesario multiplicar la vivienda asequible, ya sea pública o cooperativa, pero ¿cómo se puede construir vivienda en el centro consolidado si es precisamente el lugar donde el espacio disponible es más caro y escaso?
El modelo APROP (Alojamientos de Proximidad Provisionales) ofrece una respuesta a esta pregunta, y consiste en ocupar los huecos del tejido urbano: solares desocupados, lotes que no han agotado su edificabilidad e incluso espacios públicos excesivamente amplios. Los espacios libres brindan oportunidades para alojar unidades residenciales prefabricadas, sustentables, de ejecución rápida y económica.
El primer APROP, llevado a cabo en Barcelona, utiliza contenedores marítimos reciclados, lo que reduce la huella ecológica del proceso. En este sentido, se evita el gasto energético excesivo y la emisión de gases de efecto invernadero que conlleva el uso masivo de hormigón armado o la fundición de acero para estructuras metálicas. Al mismo tiempo, los contenedores son desmontables y adaptables a otros emplazamientos, reduciendo así los residuos generados durante el proceso de demolición. Los contenedores se acondicionan en un taller, donde se les añade aislamiento, revestimientos, carpinterías e instalaciones, para luego ser ensamblados y transportados al sitio.
El APROP del Barrio Gótico es un volumen compacto, esquinero y entre medianeras, que ocupa un solar edificable de titularidad municipal, usado anteriormente como extensión del espacio público adyacente. La planta baja aloja la ampliación de un equipamiento sanitario cercano. Por su parte, las cuatro plantas superiores contienen un total de doce alojamientos, de los cuales ocho disponen de un dormitorio y cuatro contienen dos dormitorios.
Todas las unidades poseen ventilación cruzada. La fachada noroeste da a un patio que articula el núcleo vertical de los accesos. La fachada sureste, abocada a una calle estrecha, consta de puertas balconeras de madera con proporción vertical, persianas alicantinas y barandillas metálicas, características del centro histórico. En la fachada suroeste, que da a una plazoleta, los cuatro alojamientos de mayor dimensión disponen de aberturas más anchas.
Las fachadas poseen ventilación y el aislante térmico contribuye a la eficiencia energética. El paramento exterior se resolvió utilizando placas de policarbonato translúcido. De día, esta piel clara y brillante aumenta la luminosidad de los alojamientos, mientras refleja sutilmente el entorno. De noche, tamiza la luz de los interiores, con lo que mejora la iluminación de la calle sin comprometer la intimidad de sus habitantes.