Het Bosbad está ubicado en el parque Bosrijk, un entorno residencial en que las viviendas están diseñadas como “esculturas en un jardín de esculturas”. El edificio surge completamente libre en un claro entre los árboles y es el último de una serie de conjuntos residenciales especiales.
El diseño del edificio, sobrio y racional, consta de dos volúmenes rectangulares con un pasaje público ajardinado entre ambos, con puentes y galerías que se comunican con los departamentos.
El pasaje se conecta con los caminos del parque y su diseño con plantas y elementos acuáticos hace de él una continuación del jardín que constituye la entrada central y el punto de encuentro del edificio.
Los departamentos están orientados tanto hacia el pasaje como hacia el verde que los rodea, y la mayoría tiene ventanas esquineras con vistas amplias al parque y extensos balcones que permiten adentrarse en el paisaje y se sustentan en una columnata de troncos de árboles reales.
El conjunto configura una suerte de collar que establece una distancia agradable entre los residentes y los visitantes del parque.
El tono gris del hormigón sugiere una neutralidad que implícitamente da prioridad a la vegetación y al medio ambiente.
En lo que respecta a los materiales, la madera es protagonista. La madera reutilizada de la fachada y las antojadizas columnas de troncos de árbol confieren al edificio un aspecto natural, imbricándolo con el paisaje forestal y atenuando su trazado racional.
El pasaje verde público que atraviesa el edificio no solo establece una conexión visual y física con el parque, sino que además desempeña una función importante en materia de gestión del agua. El agua de lluvia que proviene de las galerías y de la cubierta vegetal discurre por el pasaje a través de cadenas de agua y se acumula en pequeños estanques interconectados. El excedente de agua escurre por el pasadizo del lado norte del edificio y se recoge en un contenedor especial dentro del parque. La presencia de agua con la vegetación contribuye a refrescar el ambiente en verano.
El edificio, concebido para la construcción circular, presenta una estructura de soporte de hormigón desmontable formada por placas alveolares ecológicas. La fachada también fue concebida para que en el futuro sea relativamente fácil de desmontar. De este modo, más del 85% del peso del material podrá reutilizarse o reciclarse en el futuro.
Además, se emplearon materiales usados y renovables. El revestimiento de madera dura de la fachada sirvió antes como protección de la ribera del río y las columnas de apoyo son troncos de eucalipto.
El edificio fue diseñado para adaptarse a los cambios a lo largo de su vida útil. Como las instalaciones no están moldeadas in situ y se crearon grandes espacios sin columnas, los planos de planta admiten una disposición flexible y el edificio puede adaptarse al futuro sin necesidad de grandes cambios estructurales.
Asimismo, se hicieron grandes esfuerzos para utilizar los materiales de forma más eficiente, lo que incluye el uso de losas huecas livianas, algo poco habitual en la construcción actual de viviendas. De este modo, se consiguió reducir hasta un 40-45% el material y el peso en contraste con las construcciones convencionales. Por último, el edificio es neutro en términos energéticos.