La Estación de Ferrocarril Tapachula, inaugurada a principios del siglo XX, presentaba originalmente un estilo ecléctico y Art Decó, que en los años setenta derivó hacia un enfoque modernista. Sin embargo, en octubre de 2005 el huracán Stan destruyó varios tramos del sistema ferroviario, y dejó inhabilitado el paso del tren. Ante la magnitud del desastre, la reconstrucción de la estación era inviable, y lo que alguna vez fue la puerta de entrada a México y al corazón de Tapachula, se transformó en un basural diurno y en refugio nocturno para personas sin techo.
Con el impulso de la comunidad y el apoyo del Municipio, se logró recuperar un pequeño espacio para actividades culturales, deportivas y de memoria local. Este esfuerzo permitió la intervención del Programa de Mejoramiento Urbano de la SEDATU, implementado desde 2019.
El proyecto de la nueva Estación Tapachula apunta a restituir su carácter de conector urbano y parque público, añadiendo espacios flexibles como canchas techadas, comedores comunitarios y áreas recreativas.
En términos conceptuales, se inspira en la repetición evocada por los durmientes del tren y se resuelve en una única sección, que en sus laterales aloja espacios de menor escala destinados a usos deportivos, culturales y comunitarios. Los cimientos expuestos soportan una cubierta ligera de diecinueve metros de altura y treinta y dos metros de luz, diseñada para actividades de gran escala.
La intervención paisajística incluye taludes, plazas y huertos comunitarios, aprovechando la riqueza de la vegetación local y favoreciendo la vinculación del interior con el exterior, de lo construido con el entorno. La estrategia estructural y su paleta cromática surgen del contexto de Tapachula, el mayor productor de bambú en México. El uso de este material, junto con el acero y el hormigón, facilitan la ventilación cruzada y la iluminación natural de todos los espacios, mientras que los elementos de tensión aseguran la esbeltez de la gran luz, a pesar de las demandas sísmicas y eólicas de la región.