El nuevo edificio articula una estructura de madera de tres pisos que descansa sobre una sala médica subterránea de proporciones cuadradas. El proyecto está situado ubicado sobre un amplio terreno irregular, sobre su límite sur. Ello libera el eje central en dirección este-oeste y dota tanto a la escuela como a la guardería de un espacio exterior central que los niños pueden disfrutar junto a los docentes.
La posición de los muros está dada por la estructura subterránea de la sala médica. El sistema modular define las zonas de circulación y permite combinar distintos recintos y, de ser necesario, ampliar o reducir los espacios.
El corazón del proyecto lo constituye la sala central semienterrada, dispuesta en planta baja. Al tratarse de un espacio abierto y encontrarse cerca del acceso, se consolida como un centro de reuniones casual, que también puede utilizarse para espectáculos.
Dos atrios conducen la luz del día hasta la planta baja y generan diferentes relaciones visuales entre niveles, lo que permite a los niños experimentar el edificio como un todo. Asimismo, favorecen la óptima iluminación de las aulas y de las áreas de guardarropa.
En las plantas superiores, las aulas están dispuestas en forma de anillo a lo largo de la fachada. Esta configuración espacial ofrece estructuras de uso flexible que se adaptan a los métodos de enseñanza actuales.
El programa se complementa con áreas de servicio, una biblioteca, un auditorio, oficinas administrativas y sectores para talleres creativos.
Para la construcción solo se utilizó madera local fabricada en Weinfelden, lo que permitió acortar las distancias de transporte y el tiempo de montaje, y generar un menor impacto ambiental.
La textura y la calidez que le aporta la madera a la fachada hace que el edificio sea fácilmente reconocible como una escuela, dentro del entorno urbano heterogéneo donde se implanta.