Escuela La Mar Bella

SUMO Arquitectes propone un edificio educativo energéticamente eficiente, con una envolvente de baja transmitancia térmica.

Fotografía Aitor Estévez Olaizola

El proyecto consiste en la reforma y ampliación de una escuela, estructurada a partir de tres volúmenes, que se interconectan para formar un conjunto: el primer edificio, construido en los años 50; el segundo, de planta baja y dos pisos; y el tercero, que constituye un edificio exento y unido a los otros dos, mediante un puente sobre la calle.

Los dos primeros volúmenes se organizan en forma de “L” y articulan el patio de juegos de la escuela. En su interior se ubican las aulas, las oficinas administrativas, la cocina y el comedor. El tercero, abierto en sus cuatro lados, contiene el gimnasio-sala polivalente y la biblioteca. Estos espacios, además, son utilizados por las asociaciones vecinales, fuera del horario escolar.

Axonometría

Las aulas poseen grandes paños vidriados que brindan transparencia y conexión con el patio y los pasillos, permitiendo buena iluminación y ventilación natural. Los espacios son polivalentes y adaptables a nuevos proyectos pedagógicos.

Fotografía Aitor Estévez Olaizola

En este sentido, los amplios pasillos fueron concebidos como una extensión de las aulas, que permiten realizar actividades en pequeños grupos. Asimismo, las cubiertas de los nuevos edificios se aprovechan para ampliar las zonas de juego exterior.

Fotografía Aitor Estévez Olaizola
Fotografía Aitor Estévez Olaizola

Las técnicas constructivas empleadas constituyen soluciones sencillas, durables, resistentes y de bajo mantenimiento. El hormigón, la madera y toldos enrollables textiles son los materiales que dotan de una imagen unitaria al conjunto.

El proyecto fue concebido como un edificio de “consumo energético casi nulo” (en su inglés original, “nearly zero-energy buildings”). Es decir, se trata de una escuela energéticamente eficiente, con una envolvente de baja transmitancia térmica, que presta especial atención en la protección solar y en favorecer la ventilación natural.

Fotografía Aitor Estévez Olaizola
Fotografía Aitor Estévez Olaizola

Del edificio original se mantuvieron los elementos preexistentes y se mejoraron sus prestaciones térmicas. La fachada fue recubierta con un aislamiento continuo de SATE de 6 centímetros, para reducir su transmitancia y evitar los puentes térmicos. En la cubierta se dispuso una lana de roca de 8 centímetros de espesor, dando continuidad a todo el perímetro.

Cortes

El edificio nuevo, anexo al existente, cuenta con una crujía estructural de pilares de 7,40 x 7,85 metros y losas de hormigón armado. Ella se dejó expuesta para aprovechar su inercia térmica. Además, la envolvente fue resuelta con un sistema de fachada ventilada con hoja interior ligera, totalmente industrializada y de elevadas prestaciones térmicas.

Finalmente, el edifico que da a la plaza cuenta con una estructura de vigas y losas de madera laminada. Dos grandes muros de hormigón armado sustentan toda la estructura y generan un gran voladizo sobre la plaza. Las losas están formadas por piezas machihembradas de madera laminada tipo HBS; un sistema de construcción en seco que permite reducir los plazos de ejecución y la huella de carbono del material.

Corte longitudinal

Las protecciones solares fueron resueltas con brise-soleils fijos de madera y toldos textiles enrollables, que permiten regular con mayor precisión la radiación solar en las distintas estaciones del año, especialmente en las zonas de aulas.

Fotografía Aitor Estévez Olaizola
Fotografía Aitor Estévez Olaizola

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