La muestra tiene lugar en una sala ubicada en el Parque Cultural de Valparaíso (Ex Cárcel), un espacio desafiante para exponer alrededor de cien obras y estructurar una muestra con cuatro secciones o ejes temáticos.
Las muestras que se llevaron a cabo en el espacio suelen emplear dos estrategias: la primera es organizar todo en torno a los dos muros longitudinales y liberar el centro para desplegar obras tridimensionales o esculturas. La segunda consiste en fraccionar el espacio mediante el uso de tabiques exentos como parte del catálogo de objetos disponibles en el centro cultural.
La museografía para la exposición conceptualiza el juego como cambio y movimiento, una capacidad de transformación del espacio y la exhibición, para construir múltiples lecturas de las obras a partir de pequeñas operaciones mecánicas, introduciendo lo inesperado.
La museografía y el proyecto se organizan a partir de tres dispositivos móviles, que permiten fragmentar o unificar la sala y alterar la relación entre las obras. El visitante podrá modificar el espacio y nunca tendrá la misma experiencia espacial.
Los dispositivos articulan tres áreas similares, mientras que la última sección altera los tabiques pertenecientes al Centro Cultural en un artefacto apilado, al modo de un juego sobre el que se desplegará un conjunto de obras.