Ubicado en la región de la Mata dos Cocais, el proyecto del Centro de Referencia de Recolectoras de Cocos de Babasú, responde a un contexto donde los ecosistemas del Amazonas, Cerrado y Caatinga convergen, brindando un hábitat ideal para las palmas de babasú y carnauba. En esta zona, el babasú se convierte en una fuente económica fundamental para las comunidades, donde mujeres recolectoras sustentan sus hogares mediante la extracción manual de sus derivados, principalmente aceite y harina. El proyecto surge en respuesta a las complejas dinámicas de subsistencia y los conflictos territoriales, exacerbados por la explotación minera y ganadera en la región.
La iniciativa arquitectónica tiene como eje el uso de materiales y técnicas constructivas locales, como el ladrillo de tierra comprimida, alternativa ecológica que sustituye al tradicional adobe. Esta técnica, adecuada a las condiciones geográficas y de acceso limitado, permite la autoconstrucción y facilita el mantenimiento. La construcción se organiza en dos estructuras: una autoportante de ladrillos para los espacios de trabajo y otra independiente de madera que soporta el tejado, lo que garantiza protección y confort térmico. Además, se integran sistemas de recolección de aguas pluviales y tratamiento de aguas residuales, aumentando la autosuficiencia del centro y fomentando la replicación de prácticas sostenibles en la comunidad.
El diseño participativo involucró a las mujeres recolectoras, quienes, mediante talleres colaborativos, contribuyeron al proceso de diseño del centro. A través de estos talleres, se analizó el flujo de actividades, permitiendo la creación de un espacio funcional que respeta y optimiza las prácticas tradicionales de recolección y transformación del babasú. Los espacios se distribuyeron con base en un sistema de circulación eficiente, que facilita el movimiento de personas y materiales, al tiempo que considera las particularidades del trabajo ancestral de las recolectoras.
El centro también actúa como un espacio de encuentro comunitario, esencial para la cohesión social y el fortalecimiento de la identidad de las mujeres recolectoras y sus familias. Las áreas de trabajo y patios se conciben como puntos de reunión, no solo para la producción económica, sino para actividades sociales y recreativas. En un pueblo con escasos recursos y sin infraestructuras colectivas, el centro se convierte en un lugar donde las mujeres pueden congregarse, socializar y compartir saberes, uniendo generaciones y fomentando un sentido de pertenencia comunitario.