

El programa se distribuye orientando los espacios habitables hacia las vistas más atractivas, incorporando estratégicamente aberturas que no sólo dejan entrar la luz natural, sino que también conectan a los residentes con la naturaleza. Además, en el centro del proyecto se creó un espacio exterior para disfrutar de la tranquilidad y la serenidad del entorno. Por su lado, la pendiente del tejado se corresponde con la de la montaña.


En cuanto a lo constructivo, se trabajaron materiales expuestos que dialogan con el paisaje natural de la montaña. La madera es la principal protagonista, con un tono oscuro en el exterior –que se mimetiza con el contexto– y un tono cálido en el interior. Además, se utilizan la piedra y el hormigón.

El sitio cuenta, además, con invernaderos, glorietas y otras cabañas que funcionan como espacios de almacenamiento o apoyo para los jardines privados. Estas cabañas tienen características similares entre sí: son oscuras, cuentan con pocas ventanas y poseen formas irregulares. Su estética se tuvo en cuenta en la nueva construcción: se utilizó madera quemada (técnica shou-sugi-ban), de textura irregular y con las contraventanas cerradas.


Los suelos cubiertos se dejan al desnudo, y la presencia de tres grandes rocas circundantes crea un vínculo con la naturaleza, generando una sensación de continuidad con el paisaje rocoso circundante.


En resumen, la casa de Yosemite Lakes permite a los residentes sentirse inmersos en el entorno montañoso y convierte a los elementos naturales en parte integrante de la experiencia de vivir en Yosemite Lakes.
