El proyecto forma parte de la zona de desarrollo urbano de La Courrouze, al oeste de Rennes. El cliente, la ciudad de Rennes, pretende apoyar el crecimiento de este nuevo barrio creando un edificio destinado a los equipos de mantenimiento y conservación de parques y jardines.
Esta instalación incluye, por un lado, vestuarios para los usuarios y, por otro, espacios asociados: taller y almacén de material. Construir un edificio técnico significa ser parte de la historia de las formas arquitectónicas más radicales: una estructura racional que sirve a su función sin compromisos intelectuales.
El proyecto busca recuperar una conexión evidente entre la estructura racional, la arquitectura frugal y la autenticidad constructiva, con el fin de crear una arquitectura vernácula contemporánea.
El edificio es ante todo un espacio de trabajo y de almacenamiento, pero también es un espacio de vida para los jardineros.