Casa Pachtwoning

Jo taillieu architecten renueva una antigua casa de inquilinos en un monasterio, sin alterar su esencia histórica, en Bruselas, Bélgica.

Fotografía Filip Dujardin

En el terreno del antiguo monasterio de Wivina, en Groot-Bijgaarden, se encontraba una casa de inquilinos en ruinas, ubicada junto al muro perimetral de la propiedad. Se trataba de una vivienda pequeña, de una sola planta, con una cubierta a dos aguas. Un pabellón de entrada facilitaba el acceso privado a través del muro del monasterio y todo el conjunto formaba parte del patrimonio protegido, que debía preservarse intacto durante el proceso de renovación.

Fotografía Filip Dujardin

El diseño se basó en un gesto simple: se conservaron y restauraron los cuatro muros de la casa, pero uno de los extremos del tejado a dos aguas se desplazó hacia el centro del volumen. Así, se formó un patio dentro de los muros existentes, creando la distancia deseada con el espacio público, y al otro lado de la casa, en medio de la vegetación circundante, se generó una nueva habitación.

Fotografía Filip Dujardin

Aunque el punto de partida de la renovación parece un gesto simple, también permite una intervención más compleja y matizada sobre la casa de inquilinos original. El antiguo muro, ahora convertido en pared interior, define la nueva distribución de la planta baja, organizando los espacios: una cocina en un lado y un salón en el otro, convirtiéndose en un elemento clave en la disposición de las habitaciones.

Planta
Corte

La nueva estructura del tejado está compuesta por paneles CLT de madera, que también funcionan como divisores de los espacios en la primera planta. El acabado del tejado se realizó con tejas convencionales, dispuestas en diagonal debido al desplazamiento. Además, el pabellón de entrada y las dependencias fueron renovados con ladrillos amarillos, que solo se perciben como nuevos materiales al observarlos de cerca. Así, el gesto de revitalización de la casa resulta casi imperceptible para los transeúntes: el tejado a dos aguas mantiene su forma original, sobre los antiguos muros.

Fotografía Filip Dujardin

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