El encargo consta de tres partes: una casa, un jardín de invierno y una pequeña huerta. El proyecto interpreta esta demanda como la oportunidad de combinar todos estos elementos dentro de una misma pieza de arquitectura, donde la huerta se incorpora dentro del espacio del jardín de invierno y el jardín de invierno dentro de la casa.
El proyecto está situado entre el borde superior de un barrio de viviendas tipo chalets, con tejados y jardines arbolados, y el inicio de la ladera de una montaña sin ocupar, en Río Ceballos, en la provincia de Córdoba, Argentina. La ubicación crea una condición de transición entre el barrio y la montaña, que dota al lugar de un gran valor paisajístico.
Además de la vegetación exuberante del entorno, el terreno presenta una geometría irregular. La vivienda se posiciona contra la única medianera del terreno y en su punto más alto. Ello permite preservar un antiguo algarrobo ubicado en el centro del lugar y definir una condición de volumen casi aislado y retirado en busca de privacidad y resguardo.
Un volumen rectangular de hormigón contiene la cochera, los espacios de guardado y los servicios. Es, además, la base de apoyo y el plano cero sobre el cual se posiciona la nave metálica y ligera, que alberga los usos principales de la casa. Debajo de ella, se desarrollan de manera integrada y en continuidad las diferentes actividades de la casa, incluyendo el invernadero. Este espacio fue concebido como un jardín interno para el cultivo de hortalizas, plantas nativas y ornamentales, y está directamente vinculado con la casa.
La estructura del volumen superior se resuelve a partir de una sucesión de pórticos metálicos de doce metros de luz (con apoyo intermedio) dispuestos a intervalos de 3,50 metros. Esta modulación de elementos estructurales se refleja en el interior y determina la distribución de las diferentes actividades de la casa: galería, estar comedor, cocina, espacios de dormir y estudio.
Se define así una tipología lineal que se basa en una sucesión de espacios interiores equivalentes, que se abren hacia el patio frontal y se relacionan directamente con dos espacios intermedios: galería y jardín de invierno.
Una mesada de hormigón se extiende a lo largo del corredor y marca el cambio de nivel producido por la topografía del terreno, a la vez que opera como lugar de guardado, biblioteca, escritorio, etc.
El invernadero se cierra con una cubierta transparente que se cubre con enredaderas estacionalmente y permite regular el clima de la casa, brindando sombra en verano y ventilación cruzada, y permitiendo el paso de la luz en invierno para templar el ambiente cuando las enredaderas pierden sus hojas.
La fachada opuesta hacia el noroeste es un sistema de postigones de madera corredizos y regulables. Estos elementos actúan como protección y se convierten en una expresión cambiante de la casa. Están montados entre dos perfiles tipo “C” que se extienden horizontalmente a lo largo de toda la fachada, cumpliendo funciones de umbral, guía, alero y canal de recolección de agua de lluvia.
