
La Casa B está ubicada en una zona de campos productivos al sur de la ciudad de Necochea en la estancia La Salada, en Energía, Provincia de Buenos Aires. El proyecto responde al requerimiento del cliente de diseñar una casa de veraneo para su familia y huéspedes eventuales. Por ello, la vivienda debía ser versátil y adaptarse a un gran número de personas.

Dos factores determinantes influyen en la ubicación y el diseño de la casa: las vistas panorámicas y la protección contra el viento. Las decisiones de diseño surgieron tras una investigación exhaustiva que incluyó el relevamiento de la zona. La ubicación geográfica presenta una topografía singular, que combina extensas llanuras con una amplia franja de dunas y una pendiente que desciende hasta la orilla del mar.

Los programas están organizados en una planta longitudinal con una circulación central, que se extiende hacia el norte en el área de estar y hacia el sur en la zona de dormitorios. Esta disposición genera espacios de expansión diseñados para aprovechar las vistas panorámicas. Completando la estructura, un volumen de servicio perpendicular a la casa forma el patio de acceso y protege la galería principal de los vientos predominantes del suroeste.


La casa se construyó sobre una losa de hormigón armado apoyada sobre suelo de tosca extraída de la base de la duna. Los muros son dobles y están realizados en ladrillo macizo producido localmente, mientras que la cubierta es de metal y las ventanas de aluminio. El antepecho de la galería y las áreas de servicio fueron construidos con piedra local, en contraste con los muros blancos.


El diseño y desarrollo de los materiales incluye especial atención a sus uniones, denominados “costuras”. Esto genera tensiones y calibres en los materiales, en relación con el espacio y la luz. Las paredes profundas y las carpinterías embutidas con postigos de madera protegen la casa de las condiciones climáticas marítimas y de los intensos vientos de la región. Además, estas características generan sombras que aportan ritmo a la fachada. El perímetro fue intervenido con vegetación autóctona, que no solo estabiliza las dunas, sino que también contribuye a moderar la temperatura en periodos áridos.

