En la región de Jinyun existen más de tres mil pequeñas canteras abandonadas, que eran explotadas manualmente y han dejado inscriptas sobre la piedra formas irregulares. Con el objetivo de apoyar el desarrollo regional, surgió la iniciativa de comenzar a restaurar y dotar de nuevos usos a estos espacios. Las canteras reconvertidas pasarán a formar parte de un conjunto de infraestructura pública que reivindica los aspectos históricos y el patrimonio cultural de la región, que data de más de mil años.
Todos los espacios son diferentes, ya que fueron moldeados al azar por la estrategia de extracción de cada caso. En algunos, la extracción se dio de arriba abajo, y en otros de la mitad de la montaña hacia arriba o hacia abajo, según la calidad de las piedras. Ello dio lugar a complejas secuencias, que hoy representan un gran potencial en términos de espacio.
El proyecto de Xu Tiantian y su equipo abarca nueve canteras que ahora funcionan como espacios sociales y culturales, que sirven tanto a la población local como a los turistas. Las canteras están situadas al norte de la aldea de Dinghu, a lo largo de una ruta de aproximadamente un kilómetro en un valle que divide dos cadenas montañosas. Un camino rural bordeado de pequeñas aldeas atraviesa el valle.
Las canteras están numeradas. A pocos metros de la Cantera Nueve, se encuentra la entrada a la Cantera Ocho, que alberga un área de lectura y estudio organizada en varias plataformas en altura. El espacio se adentra unos cincuenta metros en la montaña y se eleva a casi cuarenta metros.
Las terrazas laterales de piedra del interior se desarrollan en cinco niveles con una altura de hasta doce metros, a la que solo se puede acceder con cierto esfuerzo. Allí hay estanterías con libros y lugares de estudio, donde el visitante puede sumergirse en el mundo de las inscripciones en piedra y la caligrafía.
Para preservar el carácter original del sitio, se realizaron las intervenciones mínimas con materiales sencillos. Barras de acero y paneles de bambú prensado definen el sistema de pasarelas, que se complementa con el uso de hormigón en espacios puntuales, para reforzar la estructura.
En las inmediaciones del lugar, los eruditos solían reunirse en tiempos históricos para debatir sus ideas. A la manera de una “montaña de conocimiento”, las galerías que hay que escalar para llegar al nivel superior se amontonan ante el visitante. Desde allí, un túnel de veintisiete metros de longitud conduce a la Cantera Dos.