Agustín Berzero y Valeria Jaros fundaron su oficina en la ciudad de Córdoba en 2014. Ambos conciben la profesión como un ejercicio en el que el pensamiento proyectual está en constante actividad, adoptando una actitud crítica y reflexiva. Estructuran la disciplina en tres bases sólidas que se retroalimentan constantemente: los encargos privados, los concursos públicos y la actividad académica como docentes universitarios. En este sentido, se definen como un estudio que disfruta de hacer, enseñar y aprender arquitectura.
¿En qué momento decidieron ser arquitectos?
Valeria: Nací en Oberá, Misiones. Vivía en un pequeño pueblo de 1500 habitantes. Mi casa estaba en el medio de un predio de cincuenta hectáreas. Recuerdo que de niña colonizaba distintos rincones: debajo de los pinos, arriba de un árbol, en el techo de mi casa, siempre jugando a construir espacios. En la adolescencia disfrute de la fotografía, el cine y la música. Decidí estudiar arquitectura y descubrí una profesión hermosa.
Agustín: En mi caso, a pesar de que mi padre era arquitecto y que, por lo tanto, estuve muy vinculado con la disciplina desde chico, no lo tenía tan claro. Ya en la carrera, me fui involucrando al punto de que hoy entiendo a la arquitectura como una forma de vida. El lente a través del cual observo el mundo.
¿Qué libro (u otro soporte: disco/revista/ensayo) los acompañó y acompaña a lo largo del tiempo?
Nos acompañan muchos soportes culturales. Cada uno, en su momento y a su manera, fue construyendo nuestro bagaje personal y cultural al que recurrimos inconscientemente a la hora de pensar la arquitectura. A estos soportes, físicos y concretos, le agregaríamos las experiencias vividas en cada espacio y en cada lugar. Experiencias personales que van quedando grabadas en la memoria, que actúan por sedimentación, ampliando nuestra imaginación y que salen naturalmente a la luz reinterpretadas en nuevos dibujos. De todas formas, no queremos dejar de contestar la pregunta de manera más concreta. Recomendamos leer las Seis propuestas para el próximo milenio, de Italo Calvino; y como él nos sugiere “movernos con levedad, rapidez, exactitud, visibilidad, multiplicidad y consistencia”.
¿Hacia dónde debería dirigirse siempre la arquitectura?
La arquitectura debería construir siempre un pensamiento con sentido crítico que nos permita transformar la realidad en una respuesta de carácter integral. La entendemos como el instrumento capaz de enriquecer las relaciones entre los seres humanos. Como el lugar en el que sencillamente se desarrolla la vida.