Ubicada en uno de los barrios más antiguos de la comuna de Providencia, en Santiago de Chile, esta casa de 1935 fue transformada en un conjunto de tres unidades independientes: dos departamentos compactos y una vivienda principal con acceso a un amplio jardín.
Aprovechando la estructura original de muros de albañilería simple, la planta se dividió en dos mitades, destinando la unidad principal al norte y los departamentos al sur. Mientras que estos últimos comparten un acceso común a través del antejardín, la vivienda principal cuenta con una entrada privada y conexión directa con el jardín posterior.
Para recuperar los espacios que la unidad principal había perdido, se diseñó un nuevo pabellón de acero y cristal, que no sólo restituye la cocina y la caja de escalera, sino que redefine la relación entre el interior y el exterior. Este volumen liviano y contemporáneo se convierte en el núcleo del hogar, integrando la vivienda con su entorno y revalorizando la experiencia del jardín como un espacio central de vida.
Esta intervención logra un equilibrio entre la memoria arquitectónica y las necesidades contemporáneas, proponiendo una nueva forma de habitar lo colectivo en el contexto urbano.