El proyecto unifica los tres establecimientos con el objetivo de redefinir su identidad institucional contemporánea y, al mismo tiempo, establecer un diálogo con el patrimonio histórico.

Una superficie ondulante de hormigón colada in situ, que vincula los diferentes volúmenes, alude a la producción del vidrio. La superficie funciona simultáneamente como terraza, techo y muro de cerramiento, articulando las plantas bajas de los edificios para enmarcar una plaza pública. Asimismo, se introdujeron nuevas funciones por debajo y por encima de esta superficie: oficinas, talleres, un café y un restaurante.

Además, se reformularon y extendieron las funciones existentes: el hall de la fábrica cuenta con un nuevo ingreso en un antiguo sótano en desuso, y una sala de teatro tipo caja negra con quinientos asientos, que puede reconfigurarse para albergar a setecientas personas de pie.

El nuevo espacio público fortalece la conciencia cívica ligada al sitio histórico y es también un espacio altamente flexible para eventos, como teatro al aire libre –con capacidad para tres mil personas–, conciertos y distintas actividades.—