Tras el terremoto ocurrido en septiembre de 2017 en México, que destrozó edificios públicos y más de cien mil viviendas, se han llevado a cabo diversas acciones de rescate y abastecimiento de la mano de diversos profesionales, que han aportado trabajo y conocimiento para llevar a cabo una gradual reconstrucción de estos espacios. El proyecto de Derek Dellakamp, Jachen Schleich y Camilo Restrepo Ochoa, forma parte del plan maestro para la reconstrucción de Jojutla, una de las localidades más afectadas.
El desarrollo del proyecto surge de una gran cubierta compuesta de bóvedas de ladrillo, que sustenta una estructura de hormigón vaciado. La resolución de la estructura se produce mediante un arco estructural situado a cada lado, que se apoya solo en las esquinas. Esta decisión, además de permitir el ingreso de aire y luz para las ceremonias, elimina el uso de sistemas mecánicos de climatización y reduce el consumo de energía en iluminación artificial.
La concepción de la planta está basada en la tipología clásica de la basílica en cruz, y fue redefinida mediante la sección. El escalonamiento del suelo, desde el atrio hacia el altar, produce un lento desprendimiento del mundo exterior, que permite establecer una relación de privacidad y recogimiento sin perder contacto con el espacio tropical de los jardines y la naturaleza.
Así, el lugar recupera la tipología de la capilla abierta y produce un espacio de umbral, entre adentro y afuera, de límites imprecisos, que en su ambigüedad permite la ocupación, la multiplicidad de usos, y ante todo la certeza de ser la casa de todos.
La planta se escalona en corte, descendiendo desde el acceso hasta el altar. En el punto inferior se dispusieron una serie de espacios secundarios, ubicados lateralmente en el interior de la plataforma perimetral: la sacristía, la cabina de audio y servicios para los sacerdotes.
El interior, abierto y en conexión con el exterior, permite a las personas que se encuentran dentro disfrutar de la vegetación circundante, dispuesta sobre unos canteros laterales. Las distintas especies de plantas, de colores verdes vivos, ofrecen un contrapunto con los colores tenues del hormigón visto y de los mampuestos.
