El nuevo edificio fue concebido como una incubadora de experimentos arquitectónicos, inspirado en los principios de enseñanza contemporáneos, con un aprendizaje basado en el trabajo de taller y las sinergias que se generan entre los estudiantes. Su arquitectura es cruda, aunque solo a primera vista: la variedad de materiales y los detalles de cada parte fueron elaborados meticulosamente para generar espacios flexibles que operan como telón de fondo de las actividades que se llevan a cabo allí.
El proyecto está situado sobre un antiguo astillero ferroviario que conserva rastros de la historia industrial de Aarhus. El diseño, que presenta materiales expuestos y elementos industriales, se integra al entorno. Un cerramiento compuesto por paneles vidriados, dispuesto sobre la estructura de hormigón visto, le otorga transparencia al conjunto.
La nueva escuela reúne diez antiguas sedes en un solo edificio y distribuye los distintos espacios en cuatro niveles que alternan alturas simples y dobles. El programa incluye salas de estudio, aulas, talleres, oficinas, un anfiteatro, zonas de reunión, una biblioteca, un taller de carpintería y comedor. Además, el último nivel cuenta con una terraza con bancos y sillas.
En contraste con los edificios antiguos, con espacios pensados para la individualidad de los alumnos, la Escuela de Arquitectura de Aarhus dispone de sectores abiertos y vidriados que permiten la continuidad visual. Esto permite que las distintas actividades que se llevan a cabo sean visibles para los estudiantes y los profesores.
Por otra parte, las instalaciones fueron desarrolladas para que los tutores y profesores experimenten nuevas formas de enseñanza de la disciplina, en espacios por fuera de las aulas. En ese sentido, se llevan a cabo correcciones y jurados al aire libre, en la terraza o en sectores con mobiliario diseñado para configurarse de distintas formas.
La biblioteca consta de un sistema independiente de vigas y columnas de madera de tres niveles, que contrasta con el hormigón de la estructura del resto del edificio. Los espacios cuentan con estanterías de madera que determinan la circulación, además de mesas individuales y grupales de lectura.
Los talleres de arquitectura, dispuestos en los niveles más altos, están equipados con mesas de madera dispuestas sobre las fachadas, que ofrecen vistas del entorno. Asimismo, poseen tableros individuales metálicos con espacio de guardado para libros y cuadernos. Un sistema de cortinas azules permite subdividir las salas y regular el ingreso de luz natural.
Buena parte de la producción arquitectónica que realizan alumnos y profesores se utiliza en distintos sectores de la escuela: estanterías para exhibición de maquetas, muebles de guardado, bancos, tarimas, pérgolas, instalaciones artísticas, entre otros.