En el predio coexistían dos tipos de construcciones disímiles: hacia el frente una casa tipo chorizo abandonada y muy deteriorada, y al fondo un galpón que funcionaba como taller mecánico. Al mismo tiempo, entre ambas existía un patio que brindaba luz natural y ventilación.

A partir de estas condiciones, la decisión proyectual identificó tres ejes: conservar el patio como núcleo articulador entre las estructuras existentes; poner en valor el galpón, donde ahora se desarrolla el área creativa; y diseñar un edificio dispuesto en el frente del lote, donde se encuentran las áreas de producción y depósitos.

Estas decisiones permitieron dotar al área creativa de la empresa de un clima de absoluta intimidad, generando un mundo propio que permite sostener las variadas actividades que lleva a cabo la empresa.

Así, además de valorar las preexistencias, los ejes de diseño enfatizaron la necesidad de garantizar que todos los ambientes recibieran luz natural, convivieran de algún modo con el espacio exterior, además de maximizar el espacio de cada programa.

En esta línea, se decidió añadir un nuevo patio hacia el fondo del predio, dejando al galpón entre dos patios que ventilan e iluminan los programas que lo delimitan.

Para los interiores se eligieron colores claros y revestimientos de espejos sobre el muro medianero, de manera tal de potenciar la sensación de amplitud espacial y maximizar la luz natural que ingresa por las diferentes aberturas.

Por otra parte, se eliminaron todos los elementos que recubrían la estructura original, para dejar al descubierto el conjunto de cerchas metálicas que sostienen la cubierta a dos aguas.

Al subir por la escalera caracol, situada sobre uno de los bordes, se accede a un corredor en el primer piso, que conduce hacia dos espacios de trabajo, dispuestos sobre ambos extremos del galpón.