MUNA

El Museo Nacional del Perú, diseñado por Leonmarcial arquitectos, conecta el patrimonio de Pachacamac con la cultura actual mediante una arquitectura flexible y respetuosa con su entorno.

Fotografía Cristóbal Palma

El Museo Nacional del Perú (MUNA) está situado al oeste del área intangible del Santuario Arqueológico de Pachacamac, en el valle de Lurín, territorio que registra tres mil años de ocupación de culturas en sus márgenes dedicadas a la pesca y a la agricultura.

Fotografía Cristóbal Palma

A través de su arquitectura, el Santuario Arqueológico de Pachacamac revela un largo proceso histórico de transformación del suelo, convirtiéndose en el centro de peregrinación más importante de la costa central peruana conectado a los Andes por el sistema vial incaico. 

Implantación

En la actualidad, las preexistencias arqueológicas de este oráculo coexisten con el tejido social de las urbanizaciones que rodean el Santuario, creando un nuevo paisaje contemporáneo. MUNA se concibe como una nueva kancha andina, una infraestructura que teje e integra dos paisajes que evidencian la coexistencia del pasado y el presente en un proceso de continuo descubrimiento y negociación.

Fotografía Cristóbal Palma

Las infraestructuras renuevan las posibilidades espaciales de intercambios colectivos y ofrecen interacciones dinámicas. La arquitectura evidencia que la cultura está en proceso de construcción permanente. 

Fotografía Cristóbal Palma

El museo inscribe una gran cancha flexible cuadrangular, de ciento veintiséis por ciento veintiséis metros, con un gran vacío interior. Se define como un volumen nítido y compacto en la hoyada árida existente que presenta el terreno, resultado de la extracción de arena realizada durante décadas en el lugar. La intervención estabiliza y restaura un espacio degradado y vulnerable. Al ocupar la excavación, se libera también un gran espacio abierto entre ella y la duna que la rodea.

Axonométrica

La implantación del proyecto no es jerárquica y trata por igual a todas las orientaciones: las cuatro plataformas exteriores elevadas se vinculan con el Santuario Arqueológico de Pachacamac, el Museo de Sitio, el Pacífico, la laguna de Urpiwachak, el paisaje agrícola y el desierto del tablazo, así como las urbanizaciones en desarrollo de Julio C. Tello y Villa El Salvador.

Fotografía Cristóbal Palma

El edificio se organiza a partir de tres programas principales: un Centro de Investigación y Conservación con apoyos educativos, el almacenamiento y las áreas técnicas, y las áreas públicas de exhibición con colecciones conectadas a espacios sociales (auditorio, restaurante, biblioteca y grandes salas de uso no programado). La infraestructura establece condiciones físicas sin barreras para generar encuentros entre investigadores, trabajadores y visitantes, propiciando una plataforma para el intercambio de conocimientos destinados a un contexto regional más amplio. 

Planta

La arquitectura del museo se organiza en plataformas horizontales abiertas, conectadas verticalmente por un gran vacío central iluminado cenitalmente. Una rampa rodea este espacio, uniendo las áreas de exposición temporal y las principales salas subterráneas. El diseño visual conecta todas las exhibiciones con las actividades sociales del primer piso. 

Fotografía Cristóbal Palma

La nueva infraestructura limita la presencia visual al construir el setenta por ciento de su programa bajo tierra: una decisión que beneficia tanto a la resistencia sísmica como a la estabilidad térmica. Se implementaron losas gruesas naturalmente aisladas en todas las superficies horizontales exteriores, y con la colocación de “adobes” móviles de concreto en la fachada (estructura textil), se regula el impacto del asoleamiento y el viento. Estos están separados 4,5 metros del muro cortina interior que protege los espacios públicos del segundo piso, brindan acceso a los patios que iluminan el subsuelo y, al mismo tiempo, permiten el acceso al mirador en la azotea. 

Fotografía Cristóbal Palma

El vacío vertical iluminado con luz cenital controla su intensidad mediante louvers mecánicos que permiten diferentes condiciones de iluminación de acuerdo con las exposiciones temporales. La flexibilidad estructural del edificio también sucede en los laboratorios y áreas de almacenamiento. Ubicados en las cuatro caras del edificio, pueden utilizarse como grandes salas o ser divididos en salas más pequeñas según se requiera. Un anillo perimetral de instalaciones técnicas en todos los niveles del edificio coincide con amplios corredores de circulación permitiendo el mantenimiento general sin perturbar las funciones del programa principal adyacente.

Fotografía Cristóbal Palma
Fotografía Cristóbal Palma

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