Para el diseño, el estudio se inspiró en las formas del entorno inmediato y en las sensaciones que les produjeron: “El día que visitamos el lugar llovía a cántaros. La niebla creciente nos bloqueaba la vista mientras caminábamos por el campo. La lluvia se hizo tan intensa que no tuvimos más remedio que detener nuestro camino. Afortunadamente, cesó tan rápido como había empezado. Fue en ese momento cuando afloró el Monte Luofu, una conocida montaña taoísta. El momento de la revelación nos golpeó, como una repentina aparición de un palacio celestial chino. Como todos los poetas y viajeros, bautizamos el momento como “la repentina aparición”.”

Como explican los arquitectos de Wutopia Lab, el proceso de diseño partió del círculo como geometría básica, basándose en el taoísmo y en el Taiji. Por consiguiente, el edificio-montaña principal está conformado por círculos y conos. De él, se desprenden dos edificios-montaña más pequeños, que generan un conjunto ambiguo y de límites inciertos.

A su vez, los edificios se encuentran rodeados por una serie de estanques con peces que el estudio remodeló del sitio original. El conjunto final puede leerse como “un mar y tres montañas”, que los arquitectos definen como “un paraíso terrenal”.

Una de las premisas era generar la sensación de que los edificios-montaña flotan sobre el terreno donde se implantan. Para ello, se ubicaron las salas de exhibiciones bajo tierra y se diseñaron unas cubiertas metálicas sostenidas por seis columnas de hormigón. Sobre el nivel del suelo, se incluyeron unas láminas luminosas que cuando se encienden enfatizan el efecto buscado.

Para revestir las cubiertas, se utilizaron láminas de aluminio con distintos diámetros de perforación. Las perforaciones más pequeñas, que generan mayor densidad de agujeros, se ubicaron hacia arriba. De esta manera, dependiendo del ángulo con que se los mire, pareciera que los edificios-montaña perdieran su masividad a medida que aumenta su altura.

El programa interior incluye un vestíbulo, zonas de exposición, una sala de videos, un salón para conferencias, un espacio para maquetas, una galería de arte, oficinas y las zonas de aseo. Los arquitectos buscaban que los visitantes perdieran la noción del tiempo y del espacio estando allí dentro. Por lo tanto, diseñaron una serie de circunferencias y semi-circunferencias, por momentos entrelazadas, que generan una especie de laberinto en capas donde se distribuyen los programas.

El espacio de exposición principal es de triple altura y coincide con el centro del edificio-montaña central, el más alto de los tres. Los otros dos contienen espacios sinológicos y salas de acceso restringido.

Una escalera caracol da acceso a la cima de los edificios-montaña. Desde allí los visitantes pueden apreciar la totalidad del predio y el paisaje circundante, compuesto por montañas y vegetación tupida.

Como totalidad, la Montaña de Aluminio articula una serie de espacios cargados de significados simbólicos y pensados para generar sensaciones específicas en sus visitantes. Son espacios construidos con tecnologías modernas pero pensados desde la sabiduría tradicional, definidos por Wutopia Lab como un “palacio celestial de nuestros tiempos”.