Los Maggie’s Centres, fundados originalmente por Maggie Keswick Jencks, buscan brindar apoyo y mejorar la calidad de vida de pacientes con cáncer. Se trata de espacios amenos, complementarios al entorno hospitalario, donde las personas reciben información, socializan y participan de actividades. Algunos años atrás, el Heatherwick Studio recibió el encargo de diseñar un nuevo centro en las inmediaciones del Hospital Universitario de St. James, con capacidad para 110 personas.
El edificio está emplazado en una colina cerca del estacionamiento del hospital, delimitada por dos rutas. A partir de ello, el estudio adoptó la diferencia de alturas del terreno como eje proyectual, de manera tal que, hacia el punto más alto de la pendiente, los visitantes disfrutaran de las vistas de los valles de Yorkshire.
El proyecto sigue las formas naturales e irregulares del sitio y cuenta con dos accesos: una puerta delantera y una trasera para el personal y visitantes habituales. Al posicionarse en distintos puntos de la pendiente, las cubiertas articulan tres jardines superpuestos y conectados mediante escaleras metálicas. En la entrada, hay un banco para sentarse y un sendero privado para pasear por los jardines.
Una vez adentro del edificio, los visitantes no acceden a una recepción convencional, sino que se encuentran con un sector de bienvenida, un tablero de anuncios y una mesa común junto a la escalera que lleva a la cocina.
Las salas de asesoramiento desempeñan un rol fundamental, y por esa razón se decidió colocar una en cada pabellón. El espacio entre ellas alberga zonas comunes abiertas y circulaciones amplias que conectan el interior con los jardines.
La cocina es de acceso común y todos sus elementos están a la vista, de manera que sea más fácil encontrarlos. Los pisos superiores cuentan con espacios destinados al descanso del personal.
El equipo trabajó con el estudio paisajista Balston Agius en el desarrollo de los jardines. Teniendo en cuenta la sombra que generan los edificios adyacentes, además de los vientos fuertes y el clima local, se decidió acudir a especies nativas resistentes. El jardín es deliberadamente exuberante y permite a los visitantes trabajar la tierra.
El sistema constructivo debía ser de fácil transporte y ensamblaje, dado que la vía principal de circulación de la ambulancia no podía ser interrumpida con vehículos y maquinarias de gran tamaño.
De esta manera, el equipo diseñó un sistema de aletas laminadas y encoladas fabricadas en suiza y fijadas al sitio en tan sólo ocho semanas. La estructura está hecha en su mayor parte de abeto y los materiales elegidos responden a colores cálidos y naturales.