Una casa abandonada se transformó en un pequeño hogar para una pareja de propietarios que viven al lado.
A través de una galería techada, se buscó vincular su casa con la nueva dependencia.
Al mismo tiempo, se conservó la mitad del piso de madera original, y se lo utilizó para generar un entrepiso suspendido en una viga de acero galvanizado que conecta el interior y el exterior con ayuda de dos escaleras helicoidales.
Se ampliaron los vanos utilizando dinteles de hormigón en la mampostería existente.
En relación con las terminaciones, el conjunto de carpintería de la cocina, las estanterías y la mesada son de acero galvanizado.
El mobiliario está revestido con paneles deslizantes de contrachapado de abedul. El suelo es de hormigón pulido y las carpinterías exteriores son, también, de acero galvanizado