LAPS es una oficina de arquitectura fundada en 2010 en Montevideo, Uruguay, por los arquitectos Carlos Labat, Pierino Porta y Nicolás Scioscia. Su trayectoria profesional abarca diferentes escalas de trabajo, actuando en etapas de proyecto, documentación ejecutiva y dirección de obra.
La Sede CAF Región Sur surge de un Concurso Nacional de arquitectura celebrado en 2012, promovido por el Banco de Desarrollo de América Latina y auspiciado por la Intendencia de Montevideo. La instalación de la sede se inscribe dentro de una política de reorganización institucional, que posiciona a Montevideo como un nuevo nodo en el que se concentrarán las funciones de los países de la región de América del Sur (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay). Las bases del concurso planteaban la necesidad de construir un edificio de programa mixto, en un sector de la ciudad de mucha carga histórica y fuertes símbolos urbanos, en un predio de borde, encuentro de tramas entre la Ciudad Vieja y la Ciudad Nueva “extramuros”. El sitio, ubicado a espaldas del Teatro Solís, contenía el edificio del ex Mercado Central, abandonado e inactivo, con la consecuente pérdida de calidad de los espacios públicos próximos.
Además, las bases indicaban la necesidad de abordar y resolver tres problemas: el primero implicaba conservar y reutilizar el edificio existente, o bien demolerlo y comenzar de cero. El segundo cuestionaba de qué forma podía logarse la convivencia de programas arquitectónicos tan disímiles en un único edificio. El tercero, de carácter más urbano, planteaba la necesidad de generar, a partir de la nueva intervención, modificaciones que desencadenaran una transformación radical de todo el sector.
Las principales áreas funcionales del proyecto comprenden oficinas, un complejo para la Cinemateca Uruguaya, la relocalización del histórico bar Fun Fun, estacionamientos y vestuarios públicos. A partir del estudio del programa y del análisis del lugar, se construyó la base conceptual que dio origen al nuevo edificio. El concepto se basó en seis puntos clave:
Conservar el edificio existente
Entendiendo la renovación de lo construido como estrategia sustentable de actuación, se preservó la estructura existente, y se sintetizó la relación entre permanencia y transformación en una misma propuesta arquitectónica.
Separar los programas físicamente
Tras reconocer los diferentes requerimientos espaciales y de uso del programa, se concibió el edificio en dos sectores independientes. En la estructura existente se ubicaron las oficinas de CAF, mientras que en un volumen construido a nuevo sobre la calle Reconquista se dispusieron el Complejo Cinematográfico y el Bar Fun Fun. Ambos cuerpos conforman un “patio urbano” interno de carácter público.
Incorporar espacio público al interior del volumen edificado y el patio urbano
El vacío se concibe como articulador entre lo existente y lo nuevo. Una configuración del espacio público que se nutre de las actividades que lo rodean y propone continuidad en el sustrato de planta baja. A su vez, y teniendo en cuenta los fuertes vientos de la zona, permite un ingreso protegido al edificio.
Ampliar la huella edificada
En contraposición con la idea de concentrar los programas en un edificio compacto, se adoptó una estrategia de extensión de la huella edificada. Así se desarrolló un edificio de 96 metros de fachada sobre la calle Ciudadela.
Unificar los programas antes separados
Recurriendo a un único dispositivo arquitectónico, a modo de “piel velada” que rodea los volúmenes construidos, se logró una imagen unitaria, que otorga a un tiempo protección solar y una imagen singular frente a los edificios administrativos de la zona. La idea se materializa a través de una malla de acero inoxidable que envuelve todo el edificio, matizando la relación con el entorno.
Plataforma continua de espacios públicos y semipúblicos
A nivel de las aceras y las calzadas se configuró una plataforma de actividades públicas que abarcan el Complejo Cinematográfico, el Bar Fun Fun y las actividades públicas de CAF, e incorporan en su extensión al Teatro Solís y el Barrio de las Artes.
Corolario
Tanto para el desarrollo del proyecto como para la ejecución de la obra se adoptaron enfoques vinculados a la sustentabilidad y la eficiencia energética. Todo el esfuerzo realizado en esa dirección llevará al proyecto a obtener una Certificación LEED©.
El resultado es un edificio que expresa cierta neutralidad formal, y deriva de una propuesta simple pero contundente: un espacio urbano central e interno que articula los programas y el nuevo espacio de uso público para el sitio; así como una plataforma que funciona como costura de las distintas actividades culturales, recreativas y administrativas del área.