Hacia fines de la década de 1960 los países nórdicos fundaron los primeros conjuntos de vivienda comunitaria, movidos por la búsqueda de nuevas relaciones sociales. A pesar de que el paradigma inicial sufrió modificaciones con el paso del tiempo, algunos proyectos nacidos durante la última década, como Lange Eng, reformularon el modo de vivir colectivo en un contexto signado por el estado de bienestar.
Lange Eng es un edificio situado en Copenhague, que forma parte de un conjunto de nuevos proyectos de viviendas compartidas desarrollados desde 2010 en Dinamarca. El proyecto surgió luego de múltiples conversaciones entre los futuros residentes y el equipo de arquitectos de la oficina que lidera la arquitecta Dorte Mandrup.
Con el objetivo de priorizar los espacios comunes y la comunidad de familias que viven en el lugar, el edificio se diseñó como una típica manzana danesa cuadrada que rodea un gran patio, donde se desarrolla un jardín verde común a todos los usuarios.
Aun cuando el planteo morfológico replica el trazado de la ciudad, el proyecto propone una gran variación a nivel programático: los espacios privados de las viviendas se vuelcan hacia el perímetro exterior del bloque –una fachada cerrada y revestida de un material oscuro similar al utilizado para el techo–, a la vez que las cocinas y las salas de estar en doble altura presentan un aspecto liviano y abierto, y se articulan en torno del patio hacia el centro de la manzana, facilitando el vínculo entre los residentes, la construcción de relaciones sociales y un espacio seguro del que los niños pueden apropiarse con libertad.
Si bien el espacio central del edificio es un espacio público, en más de una ocasión los vecinos han debatido la posibilidad de limitar el acceso, aunque el código de zonificación del área no lo permite.
Cada habitante tiene acceso al jardín y a las terrazas, situadas a lo largo de las fachadas interiores, que ofrecen una plataforma confortable: una extensión de la vida de los hogares al espacio común.
Aunque cada unidad cuenta con una cocina completa, espacio de lavado y servicios individuales, los habitantes cenan en forma conjunta seis veces a la semana.
Para los habitantes de Lang Eng el hecho de compartir no reside en una necesidad habitacional, sino en un valor añadido a la vida diaria tanto de los individuos como de la familia. Esto difiere a lo ocurrido durante los años 60 y 70 en Dinamarca, en los que se buscaban alternativas tipológicas al modelo estándar de familia nuclear.