El edificio está situado en un terreno de doble frente, en un barrio residencial de la Ciudad de Buenos Aires de densidad baja, y se desarrolla a partir de dos cuerpos separados por un patio. El del frente cuenta con unidades de un dormitorio y el del contrafrente con cuatro unidades en dúplex: dos en planta baja, con jardines amplios y pileta, y dos en segundo piso con grandes terrazas. Sus fachadas principales se orientan al sudeste y noroeste.
Los volúmenes se comunican a través del patio y mediante un núcleo de circulación abierto con semicubiertos hacia el frente y un puente hacia el contrafrente.
En el frente, el bloque elevado permite disponer de cocheras en planta baja, sin necesidad de generar un subsuelo para el estacionamiento.
La estructura de hormigón visto se manifiesta en las fachadas a partir de la estructura de vigas y columnas, al igual que en el núcleo de circulación vertical.
El jardín central cumple un rol fundamental en la habitabilidad de la casa, ya que los módulos buscan abrirse hacia él y, de esta forma, permitir que la familia realice actividades en contacto con la naturaleza. La vegetación silvestre y endémica de la región envuelve a la casa e integra la arquitectura con el paisaje circundante.
Por otra parte, las unidades con sus muros blancos y espacios diáfanos e integrados permiten diversas configuraciones y se adaptan a las necesidades de quienes las habitan.