Hotel Vista

Antonio Carrasco Arquitecto diseñó un hotel de verano en la costa balnearia argentina.

Fotografía Javier Agustín Rojas
El conjunto, ubicado en el límite sur de la ciudad de Villa Gesell, es un hotel de verano, con sus habitaciones, zonas comunes y áreas de spa. El programa está dispuesto en cinco plantas: un nivel intermedio de acceso, donde se sitúan la recepción, habitaciones, la cocina y la cafetería; un nivel inferior para salón de usos múltiples, vestuarios y cocheras; dos niveles superiores de habitaciones, y un último nivel de habitaciones, spa y áreas técnicas.
Fotografía Javier Agustín Rojas
Axonométrica
El nivel superior de spa se prolonga hasta el nivel de la cubierta, donde se encuentran el solárium y la piscina exterior. La solución consiste en una plataforma niveladora que recibe el volumen del hotel. Retirado de la calle, se eleva desde la plataforma a la espera de otras arquitecturas que se realicen en el futuro. La plataforma equilibra el volumen vertical del hotel con la escala del entorno, asumiendo su condición de zócalo.
Fotografía Javier Agustín Rojas
Fotografía Javier Agustín Rojas

La distribución parte de la lógica de que todas las unidades cuenten con buena vista al mar, lo que se resolvió colocando todas las habitaciones en un mismo sentido, tanto las que se encuentran frente al mar con el aventanamiento en el lado menor y las habitaciones laterales en el lado mayor, para que dispongan de una vista en escorzo.

Plantas, vistas y cortes
El edificio posee un basamento a modo de proa, que avanza sobre la pendiente, responsable de la presencia notoria del hotel desde el exterior; el acceso está ubicado en el lado opuesto, vinculado al mar, para luego tener una posición privilegiada sobre el entorno. La premisa para ordenar las relaciones visuales fue que el océano solo pudiera verse desde las habitaciones, y el entorno solo desde las circulaciones.
Fotografía Javier Agustín Rojas
Fotografía Javier Agustín Rojas

Unificando programas hacia el exterior, se procuró que todas en todas las circulaciones el visitante estuviese en relación directa con el exterior. Se definió una única unidad de habitación; al baño se sumó una kitchenet que, según la orientación, solo modifica el programa de apoyo, logrando una variación de relaciones internas en la propia habitación, así como en las relaciones generales. Se trató de llevar a cabo un replanteamiento claro, una volumetría sin disonancias y una fachada tipo contenedor capaz de diluir la ubicación de habitaciones, baños y circulaciones, en una calle donde los chalets “californianos” exhiben con dignidad su esplendor de los tiempos pasados.—

Fotografía Javier Agustín Rojas

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