En la actualidad, los crecientes desarrollos inmobiliarios generan la necesidad de reconstruir sobre antiguas edificaciones. Por cuestiones económicas, muchas veces la solución termina apoyándose en el camino de la demolición y la reconstrucción, o incluso en la explotación de tierras vírgenes, dejando de lado el impacto ambiental que esto genera.
Sin embargo, para Studio Archisbang es posible reiniciar el ciclo de vida de un edificio, conservando su huella y disminuyendo la producción de residuos que implica empezar un desarrollo desde cero. Desde el punto de vista del diseño, el hecho de partir de una estructura previa no implica necesariamente una limitación, sino que puede ser una oportunidad creativa.
La vivienda GNR, fue concebida de acuerdo con estas premisas. El proyecto prevé la recalificación energética y estructural, además de la remodelación completa, de un edificio de los años sesenta que se utilizaba como residencia privada. El sitio es un entorno de baja densidad situado sobre una colina en Ivrea.
La obra propone la consolidación de un bloque con caras lisas a partir de la eliminación de las salientes y los retranqueos de la antigua vivienda. De esta manera, los espacios llenos y vacíos se rediseñaron como grandes agujeros cuadrados y la cubierta se convirtió en un espacio plano y transitable; una azotea íntima que permite disfrutar las vistas de los Alpes y la Serra Morenica.
Para adecuar la vivienda a las nuevas necesidades, que implican mayor flexibilidad, los espacios se distribuyeron de manera tal de poder dividir la casa en tres unidades distintas, con tres accesos y tres acabados en la fachada.
La planta baja se utiliza como garaje y conserva las rocas naturales del sitio. Los niveles interiores están estructurados por un ascensor y una escalera, mientras que en el exterior el acceso a las unidades y a la terraza se realiza a través de una escalera.
La fachada cuenta con un portón de madera que puede levantarse hasta 180° y que permite el ingreso de vehículos.
En el último nivel se encuentra la residencia principal, en contacto directo con la terraza. El dormitorio está limitado por gruesos muros de hormigón armado expuesto, que funcionan como el refuerzo principal de la estructura existente y permiten soportar la piscina situada en la cubierta.
Los interiores se caracterizan por sus paredes rugosas en continuidad con las fachadas, y por sus suelos de hormigón pulido, intercalados con porciones trabajadas en parquet.
La estructura original fue restaurada y reforzada para garantizar una adecuada resistencia sísmica. Para mejorar la eficiencia energética del edificio, se incluyó un revestimiento externo, encerrado por losas de hormigón ligero, y con terminación de revoque rugoso en mortero de cal natural.
El trabajo sobre las terminaciones da a la arquitectura una apariencia de bloque macizo que contrasta con los huecos grandes y transparentes que componen los accesos y las ventanas. Por su parte, la madera de las puertas, los marcos y el mobiliario personalizado complementan los espacios y generan ambientes cálidos, en sintonía con las vistas amenas del paisaje.
