Cuando se viaja en auto por la costa de Noruega suele ocurrir que la marcha se detiene por las colas de vehículos que esperan un ferry para cruzar uno de sus tantos fiordos. La alta circulación por las rutas nacionales requiere de infraestructuras que brinden servicios complementarios. Tal es el caso de Forvik, un pequeño edificio situado en su pueblo homónimo.
La bóveda invertida de acero, que constituye su elemento estructural principal, evoca la idea de una gran criatura marina o del casco de una embarcación. Se extiende entre los muros de hormigón de los hastiales y los sobrepasa en voladizo.
La cubierta de acero galvanizado de diez milímetros estabiliza los armazones de madera que se encuentran debajo.
Al mismo tiempo, cada armazón está revestido con vidrio aislante, lo que permite crear espacios interiores independientes que sirven de quiosco, sala de espera y sanitarios. Los espacios abiertos situados entre los volúmenes de vidrio y debajo de la cubierta de acero en voladizo brindan cobijo a los visitantes.
La parte inferior de la gran cubierta se puede contemplar desde todos los recintos, al igual que sus elementos estructurales. Por la noche, y durante los oscuros y largos meses del invierno, la bóveda invertida se ilumina para mostrar el camino a los viajeros.
Con excepción de los cimientos de hormigón, las escaleras y los hastiales, el edificio se construyó utilizando secciones prefabricadas que se atornillan entre sí: elementos de acero laminado y/o plegado para el techo, piezas soldadas para los tirantes y los rieles, marcos de madera encolada, rejillas, vidrios simples o dobles, láminas precortadas de madera contrachapada finlandesa, puertas y un mobiliario sobrio.—