
Entre altos árboles del norte de Tailandia, una estructura semiabierta ofrece un espacio de descanso, encuentro y vida comunitaria. Durante los fines de semana, este tranquilo refugio se transforma en un mercado activo, reafirmando su vocación como lugar público flexible y accesible.

El proyecto nace del deseo de construir una arquitectura profundamente arraigada en su contexto, abierta a múltiples significados y lecturas. La estructura, de diseño sencillo, se compone de un techo inclinado hecho con capas de hojas secas, sostenido por una retícula de tubos de acero y plataformas elevadas.


Las hojas utilizadas, recolectadas de una especie nativa de teca, forman parte de una práctica centenaria de la región: cada año, las comunidades locales recogen hojas caídas para fabricar utensilios, cubiertas y muros, en un gesto que también ayuda a prevenir incendios forestales durante la estación seca.


Construido manualmente con materiales comunes y repetidos, el proyecto encarna una lógica regenerativa. Su apariencia ligera y temporal permite que sus partes puedan ser reemplazadas o reparadas con facilidad. La combinación entre un techo natural y una estructura metálica industrial establece un diálogo entre lo vernáculo y lo contemporáneo, dando lugar a una arquitectura local y, a la vez, universal.


Dos años después de su inauguración, la estructura sigue cumpliendo un rol central en la comunidad. Hoy funciona regularmente como mercado de fin de semana, y su techo se reempaja cada dos años. En ese período previo, el espacio se transforma en un pequeño ecosistema: hojas y ramas se acumulan, aves e insectos construyen nidos, e incluso brotan nuevas plantas entre los restos en descomposición. Así, el techo se convierte en un paisaje vivo que ilustra el ciclo continuo de vida y transformación.
