Festa blava

Una propuesta de Elías Barczuk y Samuel Laguarta que transforma el Passatge Franquet en Tortosa, España, durante el festival “A Cel Obert” 2024.

Fotografía cortesía de los autores

A Cel Obert (A Cielo Abierto) es un festival de arte y arquitectura efímera que, desde hace más de una década, transforma el centro histórico de Tortosa en un escenario de exploración sensorial. Cada año, el patrimonio de la ciudad se redescubre a través de intervenciones que dialogan con su pasado y proyectan su significado en el presente. En 2024, bajo la consigna de “la intensidad”, la propuesta ganadora, Festa blava (Fiesta azul), llevó esta premisa a su máxima expresión. Un juego de luz, color y forma que convirtió el espacio en una experiencia inmersiva, tan efímera como inolvidable.

Corte axonométrico del pasaje

Pocos momentos condensan tanta intensidad como la fiesta. Pocos espacios de mayor festividad que aquel que constituye una comida. Más aún cuando el barrio es el escenario y los vecinos, los actores principales. La mesa se convierte en el umbral de este clímax; como objeto convocante y necesario. En la sobremesa, la intensidad alcanza su punto más alto: aplasta la calma previa y da paso al caos posterior.

Fotografía cortesía de los autores
Fotografía cortesía de los autores
Fotografía cortesía de los autores

Trece espacios históricos de la ciudad tortosina conforman el itinerario de escenarios patrimoniales intervenidos durante el festival. Entre ellos, se distingue el Passatge Franquet. Su geometría se aleja de la cuadratura que caracteriza a los demás recintos, en su mayoría patios. Aquí, la mesa se adapta al espacio que la contiene. No es solo un objeto expositivo: domestica la calle, hace común lo íntimo y borra los límites entre lo privado y lo público.

Fotografía cortesía de los autores

Técnicamente un objeto y tres momentos espaciales –uno particularmente colectivo y performático– construyen esta intervención artística a cielo abierto. Una mesa azul que, a través de su composición precisa, refleja la calma antes de la tormenta; que es escenario de la acción perfomática, pero real, de la comida, del brindis, de la sobremesa y su intensidad; y que, finalmente, sustenta la caótica última escena, reflejo póstumo del momento vivido. Aquel vehemente concepto de intensidad, por contundente que sea, no existiría sin la calma previa que le da permiso para ser.

Vista y planta

La unanimidad del azul aporta un doble valor: por un lado, unifica los elementos de la intervención y les otorga sentido de conjunto; por otro, se contrapone a los tonos del entorno, reforzando la idea de intensidad que, de otro modo, se diluiría.

Fotografía cortesía de los autores
Diagrama disposición de mesa

El verdadero riesgo de la intervención recae en el desempeño comunitario más que en la belleza conseguida de un objeto. Más que construir un elemento arquitectónico, la propuesta busca recrear un momento, hacer de la experiencia el centro de la acción. Como señala Josef Pieper en su teoría de la fiesta: “Una formulación casi clásica, reiterada muchas veces en la bibliografía de la Revolución, dice del pueblo mismo, que no sólo es el ‘ornato’ de la fiesta y su organizador, sino también su objeto. Esto procede de Rousseau, como se podría esperar. El objeto de las fiestas celebradas por los ‘pueblos felices’, afirma, es, ‘si se quiere, ninguno’; pero estrictamente son ellos mismos el espectáculo festivo”.

Fotografía cortesía de los autores

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