El proyecto fue concebido para facilitar el proceso creativo del reconocido escultor estadounidense Barry X Ball, quien trabaja junto a un equipo de 24 artistas. Su trabajo explora las posibilidades de la escultura figurativa a partir de diferentes medios digitales, analógicos y nuevas tecnologías de fabricación, que requieren de espacios de grandes dimensiones. El nuevo estudio condensa el flujo de trabajo en un solo lugar, por primera vez en su carrera.
La propuesta articula un edificio de 930 metros cuadrados, de tres plantas, y un antiguo almacén renovado. Los espacios, acondicionados para las diversas actividades, reflejan el complejo proceso de producción, llevado a cabo en diversas fases, necesario para concebir cada pieza.
El frente cuenta con un patio amplio, utilizado para recibir, manipular y almacenar pedazos de piedra de varias toneladas. Se accede al interior mediante una serie de puertas blancas plegables, que permiten regular la relación interior-exterior y el ingreso de diversos tipos de máquinas.
El sector principal es un espacio amplio y flexible, y contiene dos puentes grúas de 20 toneladas que permiten mover por el complejo las piedras en bruto. Además, posee sierras y fresadoras CNC, que se utilizan para cortar y dar forma a la materia prima antes de tallarla a mano y darle el acabado final.
Una vez cortadas las piedras, estas son llevadas a las salas individuales, conectadas al sector principal. Allí, cada grupo de artistas trabaja en la escultura que se les asignó. Cada sala posee una lucarna central que brinda luz cenital.
Las distintas alturas del conjunto fueron precisamente calculadas según las funciones y necesidades de cada espacio. Los sectores de trabajo cuentan con techos altos, que sostienen las maquinarias; mientras que, los espacios de descanso y administrativos adquieren una escala menor.
El programa se complementa con salas de exposición; sectores de tallado a mano; oficinas para la creación de imágenes digitales y fotografías; archivo; salones dedicados al trabajo con metal y madera; y oficinas.
En el último piso se sitúan el comedor, la cocina y una pequeña sala de estar. Estos espacios poseen puertas corredizas vidriadas, que ofrecen vistas hacia la ciudad, y permiten acceder a una terraza verde.