Para el proyecto de restauración de una vivienda de los años sesenta, el estudio alemán FAKT optó por utilizar únicamente una serie de paneles delgados dispuestos de manera ortogonal. Los paneles operan como únicos soportes estructurales y determinan tres espacios interiores, que se encuentran en relación directa con el jardín, entre sí y con un patio. Sobre los ocho muros descansa una cubierta de apariencia sencilla y ligera.
El exterior consta de una terraza cubierta, orientada al oeste, y de un patio estrecho con un árbol. Allí se puede apreciar la construcción vecina de perfiles de acero, cubierta parcialmente por la vegetación.
La nueva estructura de hormigón visto blanco extiende la zona habitable de la casa hacia el jardín en pendiente. Entre la losa del suelo y la del techo surge un espacio reducido, zonificado solo por los ocho paneles de la pared, que permiten establecer diversas configuraciones espaciales.
El interior consta de una secuencia de tres zonas para vivir o trabajar, cada una de las cuales se abre al exterior mediante puertas corredizas de vidrio.
La estructura ligera ofrece un contrapunto con la construcción preexistente, compuesta por muros gruesos de mampostería.
El ambiente luminoso y los colores del jardín se reflejan discretamente en el interior. Se trata de una arquitectura que define, limita y abre los espacios al mismo tiempo.