El proyecto se ubica a los pies de la Sierra de Collserola, priorizando la relación con el paisaje mediante terrazas continuas en todas las fachadas, dando una imagen general abierta. El edificio se compone de una planta baja y cinco pisos que albergan treinta viviendas y un estacionamiento en semisótano, donde se ubica el vestíbulo de acceso, permitiendo que las viviendas de la planta baja mantengan relación con el jardín comunitario.
El programa se distribuye en una planta cuadrada, tomando como base un esquema de franjas concéntricas, situando los cuartos de estar-comedor y las habitaciones en la franja exterior, disponiéndose en relación al paisaje, mientras que las cocinas, cámaras higiénicas y espacios de distribución se orientan hacia la ventilación interior. De este modo se consigue una vivienda muy compacta y se eliminan los pasillos.
Las tipologías se organizan en base a un sistema de vistas cruzadas y recorridos diagonales que garantizan la iluminación de todos los espacios y la conexión visual entre el interior y el exterior. La tipología de la vivienda elimina la jerarquía entre habitaciones, posibilitando el intercambio en sus funciones, dependiendo de las necesidades que aparecen a lo largo de la vida de los ocupantes.
El balcón es un anillo perimetral que regula el contacto de los diferentes espacios con el exterior, ensanchándose en las esquinas para generar espacios de terraza en relación directa con las zonas de estar. A su vez, permiten la regulación solar mediante los toldos proyectables, bloqueando la radiación en verano y captando los rayos solares durante los meses fríos del año.
El edificio propone espacios intermedios, como el atrio central, un espacio colectivo y bioclimático que se cierra en invierno con un elemento de cubierta tipo atrio. En verano, se abre para que ventile y ayude a las viviendas a evacuar el calor en exceso con un tiraje constante. Así, el edificio se caracteriza por tener un factor de forma dinámico, compacto en invierno y abierto y disipador en verano.
Por último, se plantea una construcción robusta para reducir el mantenimiento y mejorar la durabilidad del edificio. Todos los materiales utilizados son de origen mineral: pavimentos exteriores de hormigón pulido, terrazos de hormigón prefabricado en interiores, bloques de hormigón prefabricado, techos y fachada de hormigón armado visto. La solución es sin acabados ni revestimientos, sin mantenimiento y con un envejecimiento noble con el paso del tiempo.