El proyecto está situado sobre un terreno con salida a dos calles, en el barrio de Chacarita. El conjunto se desdobla en dos torres dispuestas alrededor de un patio de casi 400 m², flanqueado por los pasillos -amplios y ajardinados- que dan acceso a las viviendas. Los arquitectos concibieron las circulaciones como una especie de veredas en altura que se asoman a la plaza ubicada en el nivel +6.50, que cuenta con bancos y vegetación.
Una de las torres está situada sobre la Avenida Corrientes, frente al parque Los Andes; la otra se abre hacia el centro de una manzana de grandes dimensiones, cuya profundidad edificable permitió concebir este volumen de cuatro fachadas paralelas.
La fachada que da hacia el parque Los Andes está compuesta por una cuadrícula de parantes verticales y plegados horizontales de aluminio, que resuelven técnicamente y de forma integral las aislaciones, el anclaje de barandas y las divisiones de los balcones. Asimismo, hacen de guía para los toldos blancos que mitigan el sol de poniente.
El grado de apertura de los toldos proporciona un aspecto cambiante a la fachada: su composición depende tanto del clima como del ánimo de las personas.
Las fachadas restantes se estructuran de forma autónoma. La fachada posterior se simplifica por la ausencia de toldos (innecesarios por su óptima orientación), y las fachadas orientadas al patio están determinadas por la malla electrosoldada, donde crecen especies vegetales.
Las unidades son del tipo monoambiente y de un ambiente. Todas cuentan con un balcón y acceso a los espacios comunes: un gimnasio, espacios para trabajo o reuniones, cocina y patios.
Al tratarse de un edificio de unidades pequeñas, y en muchos casos habitadas por un único ocupante, los espacios comunes adquieren gran importancia y operan como puntos de encuentro entre vecinos.