La Casa Dosmurs es la respuesta a la búsqueda de un espacio familiar sereno. Por eso, fue concebida como un mecanismo de aislamiento capaz de ignorar el entorno perimetral inmediato, a la vez que se abre con vistas al mar y a un patio verde contemplativo.
El proyecto está situado en una zona residencial, en las afueras de Alella, una población costera de El Maresme. El barrio se extiende a lo largo de la montaña, y presenta una combinación ecléctica de estilos arquitectónicos que provocan una sensación de desorden y desarmonía.
El sitio presenta una fuerte pendiente. Debido a esto y a la proximidad entre casas, la única vista abierta desde el solar es hacia el mar. En la parte baja del terreno, los árboles autóctonos crecieron espontáneamente y enmarcan el paisaje, que se despliega en una continuación de colinas sinuosas.
Para establecer una conexión directa entre la arquitectura y su entorno, se adoptó la siguiente premisa: la casa se aparta de la calle y de las construcciones vecinas, ocultándose entre dos muros que se adaptan a la pendiente del terreno.
El programa se divide en dos niveles escalonados colina abajo.
A lo largo del muro oeste, dos entradas se conectan mediante una escalera. En el frente opuesto, las aberturas limitadas controlan las visuales hacia las casas vecinas. En una actitud radicalmente opuesta, las dos fachadas restantes se abren por completo al exterior.
En la fachada que da al sur, un amplio ventanal de doble altura enmarca vistas del paisaje, desde la zona de estar y de la planta superior. El techo y las paredes se extienden más allá de esta fachada, y protegen el interior del sol directo a lo largo del día en verano. En invierno, captan el calor del sol y las aberturas en ambos extremos del eje norte-sur facilitan la ventilación cruzada.
En el nivel superior, los dos dormitorios se conectan con un jardín aislado que enfrenta la montaña.
En el lado opuesto de las habitaciones, unos paneles modulares de madera pueden cerrarse total o parcialmente, ofreciendo distintos niveles de intimidad y regulando las corrientes de aire. Sobre esta planta, la cubierta plana de la casa funciona como una amplia terraza abierta.
La materialidad y las técnicas constructivas de la casa priorizan la calidad espacial. Se combinaron métodos de construcción industrializados y obra in situ. De este modo, se logró una arquitectura honesta que, a través de su tectónica, enseña cómo ha sido construida.
Los muros laterales y la cubierta se construyen con un sistema de placas de hormigón y paneles prefabricados a medida y montados en el sitio. Este método minimiza el desperdicio de materiales y permite tener una planta ininterrumpida de diez metros de ancho.
Dentro de la casa, las paredes de ladrillo visto provienen de una cantera local y maximizan la inercia del espacio a través de una cámara de aislamiento térmico. El mortero rehundido, de color terracota, evita el ambiente industrial, y combinado con las carpinterías de madera y las luces no empotradas crean un ambiente cálido. El salón, el corazón de la casa, conecta los dos niveles gracias a su doble altura.
Casa Dosmurs explora el encanto de combinar espacios habitables generosos con una materialidad sobria y una resolución constructiva eficiente para crear una casa en la que las distintas actividades de la vida cotidiana puedan desarrollarse con intimidad, manteniendo al mismo tiempo una relación abierta con el paisaje.