El proyecto está situado en una pradera cercana al emplazamiento de un nuevo hotel en Nasu, prefectura de Tochigi. Antiguamente el lugar era un arrozal, un bosque cubierto de musgo, semejante al ecosistema actual. Aún hoy perduran allí restos de la historia del sitio, como una esclusa para extraer agua.
Del sitio del hotel debieron talarse muchos árboles para dar lugar a la construcción. Y como el área total del bosque y del prado eran casi idénticas, se procedió a reubicar toda la vegetación en la campiña adyacente. La decisión transformó el espacio, no solo por el desplazamiento de las especies naturales, sino porque, al superponer las capas históricas del antiguo entorno, los paisajes del arrozal y del bosque convergieron en uno solo.
Los paisajes originales del sitio, que nunca habían sido integrados, se fusionaron y entrelazaron. Los árboles del bosque contiguo fueron reacomodados y se extrajo agua de la esclusa para llenar los numerosos estanques, todos conectados al sistema de riego con agua que fluye a diferentes velocidades.
Los estanques y los árboles se extienden por el lugar con una densidad sin precedentes en la naturaleza. El musgo está bellamente dispuesto, de manera de completar los espacios intermedios. La naturaleza nueva e inédita del sitio surge sin necesidad de añadir ni descartar nada de lo que había antes en el lugar.
Planificar los paisajes como si se proyectara arquitectura. La ampliación de la escala arquitectónica y el incremento de la precisión y especificidad del paisaje se producen de manera simultánea. Al proyectar formas específicas de árboles y estanques, el vago panorama del bosque queda enmarcado y se lo considera un espacio con el mayor detalle posible. Al trasladar los árboles a la campiña adyacente y reordenarlos, las piezas del rompecabezas se desplazan deliberadamente.
“Planificar los paisajes como si se proyectara arquitectura. La ampliación de la escala arquitectónica y el incremento de la precisión y especificidad del paisaje se producen de manera simultánea”. Junya Ishigami
Nace la autonomía de cada árbol. Entre las 318 formas únicas de árboles surgen zonas luminosas; además, entre los propios árboles, se crean 160 estanques. Los árboles trasladados y reorganizados son caducifolios: robles, hayas, acacias y arces, entre otros. Estas especies no pueden coexistir junto al agua cercana, que existe en el entorno natural.
Al impearmibilizar los estanques, se produce la convicencia entre elementos y una nueva relación, hasta entonces inexistente. ¿Cómo puede el hombre intervenir en el entorno natural? ¿La nueva naturaleza, surgida de su creación, modificará nuestro entorno vital? Al planificar la naturaleza en detalle, el medio ambiente natural y el humano se entrelazan y se fusionan más íntimamente.
Junya Ishigami